viernes, 14 de diciembre de 2012

Otro diciembre para Santa Cruz y La Habana

Llueve sobre Santa Cruz. Foto del autor
Los días alegres de diciembre se van gastando de forma más rápida que los de otros meses. Será por la alegría que lo matizan, alegría en casas, calles y plazas, alegría de villancicos, de "Papás Noeles" con su vestimenta invernal en este caluroso verano del hemisferio sur, y si acaso no tenemos mucha, en cualquier mercado nos la ofertan acorde a nuestros bolsillos.
Cuando niño, en la libertad de mi barrio, siempre  mi familia tomaba precauciones para estas fechas pues se decía que algunas sectas se llevaban a los niños para algún ritual oscuro, en realidad nunca conocimos un caso real al respecto, pero lamentablemente  aquí, en esta ciudad los jefes de policía advierten a la población que no anden mucho en las calles y sobre todo que se cuiden, mientras nos preguntamos:  - entonces ¿a qué se dedicarán ellos? 
La ciudad y el país están revueltos con el escándalo de corrupción en los órganos judiciales, fiscales, jueces, abogados al servicio de instituciones estatales y otros actores pasan día a día por tribunales y de ahí a prisión. Se les acusa de extorsión a personas que  debían ser juzgadas. La tapa de la olla se destapó con gran ruido por el caso de un ciudadano norteamericano aprendido hace más de un año sin juicio ya que este estuvo sujeto a cuantiosas cifras que solicitaban funcionarios públicos en función de su libertad o su retención. Una parte de la podredumbre ha salido a flote mientras los arbolitos navideños encienden sus luces de optimismo, los canales de televisión hacen colectas para regalos a niños pobres y una parte de la población, esa pequeña parte que vive en las pocas calles asfaltadas sigue pensando que esta es la ciudad más prospera de Sudamérica y como buenos latinoamericanos repiten ese gigantismo propio de "aldeanos vanidosos": - tenemos la feria comercial más grande de Sudamérica, el supermercado más grande de Sudamérica y estamos construyendo el centro de convenciones más grande de América... bueno eso también lo viví pues a cada momento de mis estudios de electrónica me repetían, y yo también participaba del coro diciendo que el Instituto era el más grande de Latinoamérica, así como Copelia la heladería más grande del mundo, etc, etc. etc.
La lluvia de esta madrugada despejó el intenso calor, pude dormir bien aunque  mi alegría interna por la próxima  partida a mi país después de tres años ha hecho algunos estragos en mi tenacidad con el sueño. Allá en mi ciudad sin muchos arbolitos, con pocas luces y la eterna lucha por resolver algo para  comer, las goteras, las guaguas llenas, edificios al borde del derrumbe entre otras cosas, me esperan mis hijos, familiares y buenos amigos para compartir lo poco que tienen, con una sinceridad y solidaridad que extraño. Allá en mi vieja Habana cercada por un trozo de mar veré llegar el 2013 que a pesar de su número fatal superará las predicciones mayas para este año bisiesto que se ha reído de ellas. Allá recordaremos a quienes por leyes de la naturaleza se nos fueron, disfrutaremos de los nuevos que llegaron con su pequeña sonrisa a recordamos que el mundo, la vida y los sueños seguirán existiendo.


viernes, 30 de noviembre de 2012

Mucho más que el leopardo

Equipo de la Televisión Educacional. Detrás de izquierda a derecha Albertacho, Néstor, Samuel, Sir Palmiche, Arango y Carlos Andrés. Debajo Ariel, Pepín, Heredero y Osvaldo.


Tiene el leopardo un abrigo
en su monte seco y pardo
yo tengo más que el leopardo
porque tengo un buen amigo
                                     José Martí

Si es por cantidad, yo tengo mucho más que el leopardo pues tengo una gran cantidad de amigos, amigos desde Pinar del Rio a Guantanamo, desde la lejana Australia a las vecinas Miami y Jamaica. Precisamente a uno de ellos que anda por esa "islita" que tanto nos inspiró en la infancia de corsarios, piratas y tesoros me quiero referir. le llamamos Sir Palmiche, aunque ese título no se lo dio reina alguna ni fue aprobado en una sesión solemne de la cámara de lores, porque este amigo no integró los Beatles como Paul, aunque sigue tarareando sus canciones, ni ha sido héroe de alguna guerra que no sea de "pan duro" en las arenas de la playa de Santa María del Mar, pero por su educación británica y aun más por su fanatismo al equipo Industriales a tal modo que no escribe si no es en letra azul, un buen día un grupo de amigos decidimos, por unanimidad, otorgarle ese titulo.

Sir Palmiche hace varios días me mandó una emotiva carta donde recordaba su estancia en la Televisión Educacional, de lo que confieso me siento orgullosamente culpable, por eso le pedí compartirla con los demás amigos y el resto de la humanidad que lee este blog a lo que accedió sin peros. Ese es el motivo hoy de esta publicación.

Nunca he pretendido lanzarme a hacer cosas que si no me he preparado para hacerlas con la profesionalidad conque otro las hacen, es mejor que se queden a un lado y así tomarte el tiempo necesario para al menos, pasar un "máximo técnico", pues con el mínimo me quedaría corto. Así  después de ciertos años de madurez y con la experiencia de ser un profesional de la educación  he incursionado y a su vez me he impuesto retos con "ciertos" resultados que me han hecho sentirme realizado en cierta medida, de mis valores profesionales.
Por otra parte (factor muy importante), en ello influye la cooperación  la instrucción  la ayuda de todas las personas que se encuentran dentro de ese entorno en que ya estas para que te puedan conducir por el camino de su propia experiencia y como lograr resultados que te permitan alcanzar tus propósitos o aquello que todos esperan.
Como bien escribí en mi primer párrafo  el factor tiempo es indispensable, pues de no ser así  esa frase............... "el diablo sabe mas por viejo que por diablo".................. no existiera. Es decir, son una serie de ingredientes que se han de tomar en cuenta para lanzarte a realizar algo y en buena lid con una critica, sea buena o sea mala, al menos que sea bien aprovechada para mejorar tu "producto".
Un buen día, la oportunidad se convierte en reto y entro en el mundo de la realización de vídeos............con pocos recursos técnicos  pero con un factor fundamental, el humano. Recuerdo que era o mejor dicho, fue la mejor etapa de mi carrera profesional una vez graduado de una especialidad que no tenia nada que ver con las luces, las cámaras  el audio y toda la tecnología que se utiliza para realizar un vídeo  Era un equipo de trabajo, con sus altas y sus bajas emocionales, de personalidad y carácter  pero un verdadero "team work" como se dice habitualmente a la hora de trabajar. No era necesario, aunque hubiera sido fantástico haber contado con un Luis Buñuel, un Steven Spielberg o un Almodovar (soñar no cuesta nada) en nuestro entorno de realización para producir lo máximo en vídeos  En realidad ellos son cineastas, pero en alguien pensaba para ilustrar un poco lo que quiero decir en cuanto al tema que me refiero.
Decía que no había necesidad de contar con esas personas, porque los valores humanos que cada uno poseía en ese "team work" , del cual forme parte, era lo máximo para cumplir con el propósito de mi preparación. Muchas veces se hablaba de otras personas que habían pasado por ahí que dejaron muchas huellas en cuanto a calidad en realización de vídeos  Tuve la oportunidad de ver sus obras, pero desgraciadamente no pude contar con ellos, para que pudieran hacer lo que estaban haciendo todos ellos conmigo en cada instante de mi desarrollo y de esa manera lograr en algo el objetivo que me proponía en mi reto: realizar un vídeo.
Que otra cosa puedo agregarle a mi mensaje si todo el que lea este escrito se pregunta: "Lo habrá hecho?" 
Claro que lo hice! Lo hice gracias a ese equipo de grandes de verdad, equipo amigo, equipo de primera linea.................................simplemente: TVE. ¿Lo conoces?
10/11/2012.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

Fotografiando


Si hace unos años tomar una foto era algo con cierto grado de complejidad por aquello de la compra de la película fotográfica, el revelado y luego la impresión con escasas posibilidades de hacer retoques, hoy todo ha cambiado sustancialmente y una gran parte de la población posee, aunque sea en calidad de préstamo o alquiler una cámara fotográfica, cuya calidad varía desde una con todos los requerimientos para el trabajo profesional a otra incluida entre los servicios del teléfono celular.
Nacimientos, cumpleaños, matrimonios, traiciones y fidelidades,  guerras, catástrofes, nubes y estrellas, alcantarillas y colosales edificaciones, todo queda guardado, ya nada escapa a ese infinito de posibilidades de registrar la imagen más cotidiana... o la más secreta.  Cada momento se le hace más difícil a la oscuridad de la mentira mantener su nefasto poder de las tinieblas. 
Lo mejor es que este mundo queda más registrado en el recuerdo, ya sea impreso en un papel, dentro del disco duro de una computadora o en una diminuta memoria digital. 














Fotos: Estudiantes de la materia Fotografía UNIFRANZ y el autor

lunes, 8 de octubre de 2012

Lo oí sin querer

"Viajero anónimo". Esteban Díaz Montesinos

Aun recuerdo a  a come-come aunque en aquel momento no sabía que ese era su apodo. Era una de esas incomprensibles mañanas que me habían "designado" en el Instituto Pedagógico de La Habana, como ayudante de electricista durante una semana debido a las reparaciones que allí se preveían  realizar. Ahora me parece  extraño aquella designación y en aquel momento también,  incluso iba a protestar pero cuando vi con la resolución y disciplina que asumió aquella doctora en pedagogía, de voluminosa humanidad que mezclaba lo dulce de su carácter con  su gran trayectoria internacional, su rol de ayudante de pintora raspando las paredes, decidí acatar, por absurda que pareciera, mi designación.
Mi "jefe", el electricista me pidió que le esperara en el paqueo de bicicletas y para allí fui,  eso me dio la oportunidad de escuchar lo que contó a  "Alfredito el parqueador"  el protagonista de esta corta historia. 


COME-COME

Qué me importa eso, a mí no me molesta que me digan come-come, que va, mejor, así me hacen propaganda y ná cualquiera que no quiera un pedazo de pan o que no le guste la comida que dan en el comedor viene y me dice:
 - Toma come-come - y yo me la jamo porque yo no tengo complejo y lo mío es comer y comer, aunque sea mal agradecido y no engorde.
La gente me dice – come-come si tu caes preso pierdes las nalgas-  y ná, yo te lo digo porque estuve en el "tanque" (no por "facho", sino por cosas de hombre, le di un trastazo a un comemierda y tuve que cumplir), y me adapté a lo poco que había, eso sí, a todo el que no comía cáscara de boniato, de plátano o de papa (cuando daban), yo se la pedía, las guardaba en el bolsillo y mira, después cuando to´el mundo estaba "partío" del hambre yo no, porque machucaba bien la cáscara y le echaba sal o azúcar sí tenía, sino adelante y también me la jamaba.
Yo te digo, me adapto a tó, si hay mucha comida como mucho, si hay poca como poco, y si no hay, invento brother porque lo que si no puedo es irme en blanco. Te digo una cosa asere, el que me puso come-come es un tipo inteligente, lo que merece es un premio ¿Quién dijo que yo me iba a poner bravo con él?

viernes, 31 de agosto de 2012

Despedida

                                                                            ...y si te toca llorar, es mejor frente al mar...
                                                                                                               Joan Manuel Serrat


Cierta vez realicé un documental que trataba de unos niños con dificultades de aprendizaje y algunos trastornos de conducta. Su profesor de música había ideado una terapia consistente en que ellos mismos compusieran canciones donde reflejaban sus problemas. Esos mismos niños conformaban un coro interpretando aquellas canciones de su autoría colectiva o individual. El documental se llamó "Yo quiero un coro así", hace mucho tiempo que no lo veo, recuerdo con mucho agrado su realización. Finalizaba con el coro de niños cantando una canción compuesta por su profesor, titulada "La Despedida" - ...la despedida, que difícil es, deja a uno tan triste y lleno de pena porque se van... Mientras las afinadas e infantiles voces entonaban su canción, inserté  imágenes de un grupo de visitantes extranjeros que se marchaban despidiéndose de aquellos alumnos con no pocas lágrimas.
De eso siempre me acuerdo cuando alguien se va, de eso me acordé en estos días cuando de un golpe me ha tocado despedirme de tres amigos, quienes en menos de una semana se irán a otras partes del mundo en busca de eso  que llaman la felicidad, y cada vez siento como un concepto más abstracto.
Me he pasado mi vida despidiéndome, desde muy niño frecuentemente una pequeña mano se alzaba mostrando sus dedos oscilantes en señal de adiós. Los vi marcharse confundiendo risas y lagrimas, entre comentarios favorables o desfavorables acerca de su destino que la mayoría auguraban incierto.
De adolescente fueron aumentando las despedidas, sin dudas la más recordada: la de mi padre y hermanos pequeños con el comentario de muchos diciendo que irse para allá era como morir... en parte tenían razón, tomar la decisión de marcharse a vivir a Estados Unidos u otro país no se tomaba como la intensión de progresar, sino un ultraje o peor aún, una traición a la patria. Entonces empezaron a irse a tropel, unos se despedían, otros ni lo hacían pues su nave era una rústica balsa que abordaban clandestinamente a riesgo de que fueran capturados y condenados a varios años de prisión, que no era nada comparado con el destino que se les reservó el mar a muchos que nunca llegaron.
Así, de una forma u otra las despedidas siempre fueron parte de la contemporaneidad de mi existencia, cada día eran más los que se marchaban...hasta el día que tocó a otros despedirme a mí.
Una vez aquí comprendí que el amargo sabor de la despedida continuaba acompañándome. He visto y veo compatriotas, bolivianos y de otras nacionalidades, amigos, conocidos, ex alumnos, quienes también han tomado la opción de irse a otra parte en busca de un  futuro mejor.
La anterior tarde cuando la doctora Milagros decía - me  voy a Chile - , Mauricio, también médico, se alistaba para volar a Londres y Miguel, recién graduado universitario,  prefería ir por tierra al Cuzco, como dice la canción citada (por cierto, su autor también una vez partió), me dejaron triste y llenos de pena por su partida y por qué no, pensando: - ¿algún día me tocará ser otra vez el despedido?






miércoles, 22 de agosto de 2012

Nubes

Fotos Dr. Carlos Bravo y el autor

Cuando ni leer sabía, mi madre antes de dormir, o mejor dicho para dormirme, me leía un cuento, era una hermosa costumbre de aquella época que nos llevó a muchos por los caminos de la curiosidad y el saber .
A pesar de que ya había televisión desde mucho tiempo antes, aquella tradición continuaba en muchas de nuestras casas. Nunca olvidaré que una de aquellas lecturas nocturnas versaba acerca de dos niños que se acostaban en la yerba a observar las nubes, cada uno de ellos las veía transformando sus formas y así, según sugería su imaginación, observaban  lo que añoraban ver.
Al día siguiente, al llegar de la escuela los imité, y aquellas blancas nubes que contemplaba  acostado en el traspatio de la casa, a riesgo de que me pasara una lagartija por encima, se me iban convirtiendo en todo aquello que mi infantil mente inventaba. Tal vez por eso siempre me ha gustado observar las nubes, siempre me dicen algo y sobre todo algo que quiero que me digan.
No he sido meteorólogo pero si he estado muy cerca de ellos pudiendo apreciar la tremenda capacidad y pasión que  tienen muchos para la observación y clasificación de las nubes, incluso sin tener que mirar la tabla que los puede ayudar. Es común visitar una de las tantas estaciones de observación meteorológica en cualquier alejado rincón de Cuba y ver asombrados como los observadores meteorológicos, a simple vista, miran al cielo murmurando triunfalmente mientras anotan: - estratocúmulo, cirro estrato - o ponen cara grave asegurando - ¡ oh, cumilos nimbos ! -  presagiando un aguacero que inevitablemente se viene encima.
Me motivó a escribir sobre nubes  un mensaje que recibí recientemente de una muy especial amiga, me hizo recordar mi relación con las nubes, como en mi ya lejana adolescencia escribí un poema a una nube o como me impresionaron las nubes de Santa Cruz de la Sierra. Por eso le sugiero que cuando se sientan solos o solas miren a las nubes, no le darán respuesta a sus inquietudes o problemas pero podrán moldear con su imaginación todo aquello que deseen ver.






viernes, 10 de agosto de 2012

Crónica de un corto viaje ( final )


Parada en Abapó
El viejo motor  ronroneaba menos calamitoso al aumentar la velocidad, todo en el bus era tranquilidad, ya no entraba el gélido aire por la ventanilla delantera donde los niños dormían plácidamente, solo un olorcillo a coca (que no es cocaína), se fue poco a poco apoderando del vehículo herméticamente cerrado, evidentemente uno o más pasajeros habían comenzado a "bolear", que es una costumbre, según cuentan, ancestral de los habitantes del Altiplano. Consiste en introducir en el interior de la boca  varias hojillas de la planta de coca que mastican sin cesar haciendo una especie de bola, la cual muchas veces combinan con bicarbonato de sodio produciendo una fermentación al macerar con dientes y encías la hoja, que le permite estar despierto y en incansable actividad. El olor, por así llamarle, es fuerte y en ocasiones bien desagradable para quien no bolea.
Comenzaba ya adentrarme en los argumentos del libro ante mis ojos cuando  en medio del camino el bus se detuvo suavemente, por el pasillo irrumpió un gran número de personas que más tarde pude conocer que procedían de otro vehículo más pequeño que se había averiado en medio del camino. La tranquilidad se rompió y los asientos que habían permanecido vacíos hasta ese momento fueron ocupados por los desesperados viajeros que al fin podían reanudar su viaje y yo mi lectura.
Horas más tarde llegamos a un lugar conocido como Abapó, allí se detienen todo tipo de vehículo para que sus ocupantes estiren las piernas, acudan al baño y de paso ingieran algún refrigerio, el lugar está ubicado poco antes del puente que cruza el río de igual nombre y está matizado por una tremenda cantidad de improvisadas casuchas, una al lado de la otra, donde todas ofertan los mismos productos que promocionan a puro grito las elaboradoras-anunciantes-vendedoras: - empanada de queso, empanada de pollo, café, soda, jugo…- Una tropa de niños le ayudan ofertando cara a cara los productos, siempre es así, pienso que siempre ha sido así y seguirá siéndolo.
Abordé el ómnibus cuando se ponía en marcha, mi lugar a pesar de que varios pasajeros viajaban de pie o sentados en el piso había sido respetado. Me recliné y me dispuse a continuar leyendo el libro que me acompañó ese viaje: "Manual del perfecto idiota latinoamericano", tratando infructuosamente de no encontrarme entre sus paginas, cuando las luces interiores del vehiculo encendidas unos minutos antes de partir se apagaron bruscamente, mi primera reacción fue de sorpresa, después me di cuenta que el único bicho raro que se dedicaba a la lectura era yo, los demás al unisono encendieron las pantallas de sus teléfonos móviles y se la pasaron mirándola fijamente como hipnotizados, moviendo con habilidad las teclas, dejándome en la ignorancia acerca de qué estaban haciendo que tanto los absorbía.
El viaje transcurría tranquilo, alrededor de la carretera solo se veían arboles xerofíticos propios de aquella región del chaco boliviano, escoltados más atrás por una vegetación mucho más frondosa formando una efímera, inmensa y verde pared descubierta por las luces de la flota.
El sueño me embargaba cuando una voz de los primeros asientos grito: - Ay, pare por favor, por diosito, que me pasé de donde  debí bajar. De nuevo los frenos destilando ruidosamente aire y una señora vistiendo de pollera y atavíos típicos de la región occidental del país bajó apresurada llevando su equipaje consistente en una abultada bolsa de aguayo. Antes de descender escuché como el conductor le replicaba - miré bien doña, esta es la tercera vez que se pasa de su lugar - y de nuevo nos pusimos en marcha mientras trataba sin resultados de ver en qué parte de aquella maleza penetró la señora que desapareció ante mi vista.
Cuando no sabía de qué forma sentarme vi a lo lejos un resplandor que emergía sobre el oscuro paisaje, los niños que al parecer conocían de la señal gritaron al unísono -¡Camiri!- y así fue, los teléfonos que miraban sin pestañear sus dueños comenzaron a sonar indicando que ya estaban en un área donde llegaba señal. En efecto, pocos minutos después, con más de una hora de retraso entrabamos a la terminal finalizando mi alargado viaje de ida a esa ciudad.
Abapó
Abapó

sábado, 4 de agosto de 2012

Crónica de un corto viaje ( parte I )


Terminal de buses y trenes en Santa Cruz de la Sierra
Viajar en Bolivia es como en cualquier otra parte del mundo…mejor dicho casi cualquier  otra parte. El pasado fin de semana me tocó viajar a Camiri, una localidad a unos 300 kilómetros de donde vivo. Como acostumbro a hacerlo con frecuencia llegué a la terminal de buses que aquí les llaman flotas y rápidamente  compré el boleto. La terminal de Santa Cruz le llaman “bimodal”, allí llegan y de allí parten trenes y buses no solo a otros departamentos y provincias sino a otros países como Paraguay, Brasil o Argentina, lo que resulta novedoso para isleños como yo para quien el mar era el único límite territorial.
Desde la entrada a la terminal me asedian promotores de viajes ofreciéndome un “buscama de 5 estrellas”, con todas las comodidades pensadas y a precios económicos a Buenos Aires, Asunción o Rio de Janeiro, me escoltan durante el recorrido hasta entrar al edificio obviando lo mismo si le dices que vas a tomar un refresco o que vas otro destino. También pululan timadores de esos que esperan al desorientado viajero que llega  y haciéndose pasar por policías, acudiendo a ingeniosos artilugios logran estafarle la cantidad de dinero que puedan a sus victimas. 
Cuando al fin se convencen y me dejan tranquilo entro a la terminal, un amplio y limpio salón lleno de pequeños compartimentos donde cada empresa vende sus pasajes. Promotoras anuncian a gritos los destinos y las horas de salida, sin apenas permitir que puedas leer otras ofertas en la semipenumbra que “ilumina” la terminal.
Como es lógico aquí, un buen rato después de lo estipulado el bus se pone en marcha. Este vehículo al que yo me empeño en llamar "guagua" como en algunos lugares del Caribe, a pesar que aquí eso significa niño pequeño, ya cuenta con muchos años de explotación, primero en  Brasil de dónde provino y después  en las carreteras bolivianas. Luce muy desgastado, con cortinas malolientes y un motor que parece saltar en pedazos cada vez que cambia la velocidad, pero afortunadamente sus asientos  aun se reclinaban por lo que decidí hacerlo mientras leía el libro que me acompañaba en este viaje. 
Bus-flota-guagua-etc
Apenas hojee las primeras páginas un raro sueño se apoderó de mí. Creo que no dormí mucho porque cuando desperté aun no habíamos salido de la ciudad, el bus hizo una parada donde lo abordaron ruidosamente más viajeros que los que habían hecho al comienzo de su viaje, pasajeros que acostumbrados a esa ruta la esperan cuando ya ha recorrido toda la ciudad empeñando casi una hora entre embotellamientos y otros menesteres.
Paralelamente a los nuevos viajeros, disputándose quién andar primero por el angosto pasillo, arribó un ejército de vendedores pregonando infinidad de productos dentro de los que pude entender en el griterío de su publicidad: - charque,  choclo con queso, cuñapes acabados de hacer, mandarinas etc.
Después de una prolongada pausa el bus  echó a rodar de nuevo más animado  con sus viajeros consumiendo sin recato los productos alimenticios acabados de comprar.
Ya en la carretera, apenas nos alejábamos de la urbe, por la ventanilla que antecedía a mi asiento comenzó a entrar un aire frio que aumentaba mientras la guagua ganaba velocidad, discretamente miré a ver quién era la persona que desafiaba la temperatura con implacable tendencia a la baja, entonces vi que eran cuatro niños pequeños que viajaban con su madre que iba sentada a su lado, aguanté un poco el frio hasta que me percaté que ocupantes del asiento no tenían idea de cómo cerrar la ventanilla porque la señora extrajo de su amplio equipaje varias mantas y con ellas tapó a los niños, entonces sin mucho problema cerré el vidrio cesando el frio viento.
El viaje continuó acompañado por la voz aguda y fuerte de un hombrecillo bien vestido que subió o ni sé de dónde salió ofertando un producto para el reumatismo, después de una amplia introducción acerca de las propiedades de su oferta aumentó más el volumen de su voz significando que este se podía encontrar a un precio más alto en cualquier lugar,  enfatizando que ahí y solo por ese día nosotros éramos unos afortunados porque él vendería dos por el mismo precio de uno que podían adquirir el resto mortales que no tenían la fortuna de viajar en esa flota. Recorrió el pasillo con sus sobres milagrosos sin dejar de hablar. Al parecer no logró los resultados esperados en su gestión porque cuando pensábamos que nos habíamos librado de él volvió a la carga esta vez con otro producto más que milagroso, con más cualidades de laxante que los que ofertan  a precios inalcanzables cualquiera de las cadenas de farmacias nacionales y extranjeras, según afirmaba. Esta vez, quizás para librarse de él, los pasajeros adquirieron más de su producto y el hombre bajó. Mientras nos alejábamos lo vi cruzar al otro lado de la carretera, evidentemente aguardando otro bus en sentido contrario donde le permitieran subir a su gestión de venta y  regresar al punto donde pudo haber subido y así volver a repetir lo mismo hasta que terminara el día o tal vez la vida. (continuará)








sábado, 30 de junio de 2012

A 20 años

Se reencontró con la hoja de papel amarillo, para ella era como un jeroglífico lo que allí estaba escrito, el idioma español nunca lo entendió a pesar de que en su juventud estuvo unos pocos días en la isla de Cuba como integrante de un intercambio estudiantil. Durante mucho tiempo lo había encontrado cada vez que iba a deshacerse de cosas inservibles, pero sin saber porqué lo conservó, y aquel día en que lo tuvo de nuevo ante sus ojos se empeñó en saber qué le había escrito aquel joven del que nunca olvidó su rostro alegre y sus ojos de un encanto extraño que la miraron sorprendido cuando tomaba un baño tranquilamente en un cálido arroyuelo, mientras esperaba el bus que ellos llamaban algo así como wa wa, con un poco de ritmo musical como todo en aquel país.
En el intercambio participaban estudiantes cubanos que como ella y él realizaban trabajo de campo clasificando suelos. La wa wa debía recogerlos en un punto determinado para regresar al campamento donde pernoctaban, más como tardaba caminó algunos metros del lugar  y descubrió el arroyo que la sedujo a sumergirse.
Estaba desnuda con la mitad de su cuerpo fuera del agua cuando apareció él entre los arbustos que la protegían de cualquier indiscreta mirada. A pesar del calor deseó que la abrazara pero el joven bajo la vista interrumpiendo el paisaje de sus ojos, se sonrojó y mientras se marchaba apresurado murmuró algo que ni entendiendo su idioma podría haber comprendido.
Sus años de modelo en Cracovia y más adelante como prostituta en Londres pasaron volando, después ejerció su profesión de Ingeniera Ambiental que unido a sus anteriores oficios le permitían una holgura económica envidiable, pero cuando vino a darse cuenta ya pasaba los 40 y aun no se había casado, ni había tenido hijos. Todo eso pensaba mirando el enigmático papel manuscrito.
Decidió ir donde Grzegorz, entendía muy bien el español, incluso estuvo con ella en el viaje a Cuba y visitó varias veces después esa nación caribeña. Notó que había cambiado mucho, se veía avejentado, su cabello rubio se había transformado al color de la nieve, su abdomen  creció desmesuradamente y ahora andaba con su único brazo, el derecho, oscilando como péndulo sobre todo cuando tenía unos whiskys de más.
Lo tradujo riendo, escribió el texto en su lengua natal mientras ella iba viendo emocionada como aparecían los caracteres en la pantalla de la computadora formando palabras que ya podía leer en su idioma. Lo imprimió. Ella, prometiendo a su viejo amigo que la próxima vez no pasarían años en ir a visitarlo, se despidió y corrió a su casa.
Lo leyó una, dos, cien, muchas más veces. Pensó todo lo diferente de su vida si en aquella mañana siguiente de su encuentro, cuando él se acercó en el momento que se despedían entregándole aquel papel, le hubiera pedido ayuda a su entonces esbelto y buen amigo Grzegorz, quien desde aquel tiempo dominaba bien el idioma español, ya andaba con un brazo de menos y con las cervezas que pudiera de más. Seguramente todo hubiera sido diferente pero era imposible regresar al pasado. El único consuelo que le quedaba era buscarlo en las redes sociales...pero no sabía su nombre, por eso decidió publicar en internet el poema que él le había escrito 20 años atrás.
                                                         
DOROTA

De ti se poco:
campos de exterminio
huelga en los astilleros
muertos en el puerto.
Suenan las calles de tu cuerpo
a rapsodia perdida en mis estrellas
pero están tu ojos
proyectando cuadro a cuadro
en azul y solo azul.
Quisiera decirte tantas cosas
pero no entiendes mi lengua
recurro a la mirada
por eso te miro
y te enseño mi campo
mi piel, mi egoísmo
mi miedo por tu canto
y te digo adiós
el día que debí conocerte.
Sé por tus senos al viento
que Dansk se ve desde lejos
cuando el marino sin besos
llega a la tierra prometida.
Quizás mis peces tan pequeños
rindan culto a tu desnudo
impreso en los lienzos de mi mente
guiando con apuro, mi futuro a tu presente.
Dorota, iré bañado en ternura
a tus abedules milenarios
a tu nieve, a tus santuarios
a tu vida, con mi locura.







martes, 19 de junio de 2012

Sigue contandome

La muestra fotográfica del flaco Esteban continúa esta semana. Como me dio la tarea de "curador" (no de censor), sigo publicando estas elocuentes imágenes de lo que es la Habana de estos días.

fotos Esteban Días Montesino