lunes, 16 de febrero de 2015

Lázaro. Un labrador de la fe y el arte


Fotos: Archivo de Lázaro Labrador, Sergio Fernández y el autor
En La Habana una tarde de enero puede ser tan calurosa como un diciembre en Buenos Aires, a esa hora, sólo una brisa procedente de un calmado y cercano mar, nos podía traer algún recuerdo de que estábamos en invierno.
A bordo de un par de sillones de aluminio comenzamos nuestra conversación, que por un momento creímos erróneamente que iba a ser perturbada por los ruidos lógicos de la escandalosa ciudad, sin embargo hasta el final sólo tuvo el matiz de las tijeras de un improvisado jardinero, podando la cerca de disciplinadas  hojas verdes y Marpacificos, que nos separaba de la poco transitada calle a esa hora.

OL: ¿Quién es Lázaro? ¿Cómo comienza en la literatura?
LL: Soy bejucaleño, nací en Bejucal en 1973, allí di mis primeros pasos. Bejucal es un lugar que siempre se ha caracterizado por ser un lugar muy culturalmente rico, con muchos escritores, actores, teatristas, músicos…, tal vez por eso creo que desde que nací soy artista, con el deseo de entrar en este mundo del arte. Mis primeros pasos fueron en el teatro como aficionado a los 10 años y seguí con muy buenos instructores que había en la casa de cultura de Bejucal por los años 80. Ya en la secundaria a finales de los 80 conocí a una profesora María Eugenia y su esposo Omar Mauri, un autor importante en el país actualmente, en la literatura infantil. Entonces me doy cuenta que las clases de español me gustaban, el trabajo con la exposición, la narrativa y aquella profesora comenzaba a pedirme trabajos y se los enseñaba a su esposo que impartía en aquel tiempo un taller de literatura con niños, me invitó  y allí comenzó a llevarme por este camino de las letras. Ya con 30 años comenzó otro taller para adultos y me vuelvo a encontrar con Mauri y él es quien me incentiva a este deseo de pensar en los niños a la hora de escribir.

OL: ¿Has incursionado en la poesía?
LL: Sí, alguna vez he tratado, pero me parece demasiado difícil y entonces lo que trato es de usar la poesía en la narrativa y casi siempre la prosa que escribo es bastante poética pero me parece muy difícil entrar en el verso.

OL: ¿Y la literatura infantil? Leí un cuento infantil escrito por ti con mucha poesía, de ahí viene mi anterior pregunta porque no sólo se busca poesía en la rima y en tu prosa hay mucha poesía ¿cómo es ese vinculo con la literatura infantil, viene de la nostalgia?
LL: La  poesía siempre me gustó, cuando hacía teatro, en el Teatro Mayor de García Lorca comencé a revisar su obra y creo que me influenció mucho. Esas fueron las primeras inyecciones que me puse en cuanto al verso y la poesía, pero como me era muy difícil entrar en el verso comencé a tratar de plasmarla en la narrativa y esto de la literatura infantil me gustaba, me parecía fácil porque podía entrar en el niño aquel que fui, en el niño de mucho sufrimientos. No porque haya tenido muchas desgracias, sino porque fui un niño que pensaba mucho en las cosas de la familia, insatisfecho quizás con el padre que no estuvo a mi lado, diferentes situaciones. Entonces empecé a trabajar con esa área de mi vida y tratar de exponerla y darle un poquitico de belleza, como dice la canción de Teresita Fernández, a las cosas que son feas dales un poco de amor y verás que la tristeza cambiando de color, y creo que me pasó algo así, comencé a darle poesía a esa parte gris de la niñez y empezó a fluir y me gustó, me he quedado ahí y me gusta.


OL: La literatura juvenil. También leí un relato, me pareció vivencial, de cuando estabas en la escuela y me llamó mucho aquello acerca de la ciudad que avanzó  y empezó a abrazar los cañaverales, me pareció muy metafórico, muy poético, ¿Cómo te llegó la literatura juvenil? que a mí al menos, me cuesta mucho trabajo escribir que para adultos.
LL: Cuando estoy escribiendo pienso más o menos en el niño al que estoy dirigiendo lo que escribo, pero este cuento que me mencionas, Fanguito, sí, los personajes son niños un poco más grandes, no tengo una formula, me ubico en la edad, en la adolescencia y quizás va fluyendo y va cubriendo el interés de ese tipo de niño .

OL: Háblame de lo que has hecho en teatro
LL: En teatro empecé desde los 13 años  en un grupo aficionado y es algo que no he dejado de hacer, luego terminado el preuniversitario no había matricula para entrar en el Instituto Superior de Arte, y me dije- bueno si no tengo oportunidad de entrar en la escuela de arte para ser actor, me haré maestro de literatura porque me gusta mucho, tendré siempre un público que va a escuchar mis clases y de esta forma tendré una manera de realizarme- y me pasé un año en La universidad Pedagógica estudiando literatura y español. Luego tuve la gran suerte de poder hacer las pruebas de actitud en el ISA, aprobé y comencé mi carrera como actor.
He hecho muchas cosas en el teatro, ahora ya no ejerzo mucho el trabajo con la actuación , o sea la actuación en la compañías que existen en el país, porque mi vida tomó otro rumbo, estoy haciendo teatro cristiano, tengo un equipo de personas muy apasionados por el teatro, son aficionados y he cultivado la parte de la pedagogía, que es algo que también me gusta mucho y entonces me realizo mucho actuando en las obras evangelisticas que hacemos con temas bíblicos y me realizo también dándole instrucción a estas personas que le es difícil entrar a una escuela de arte y he encontrado en mi paso muchas personas con ese interés  y hago ese tipo de trabajo con la enseñanza.

OL: ¿Has integrado algún grupo teatral  de los más conocidos?
LL: Sí, mi maestra esencialmente de la carrera fue Antonia Fernández, ella era parte en ese tiempo del grupo  teatral Buendía y como estudiante fui familia de esa compañía, esa era mi familia, el grupo de Flora Lawten, allí estuve como estudiante y de graduado estuve un año, continué, luego me salí y comencé con Carlos Celdrán en Argos Teatro, y  allí mi vida dio un giro y comencé a hacer este tipo de teatro cristiano.

OL: A propósito Lázaro ¿te consideras un cristiano artista o un artista cristiano?
LL: Yo me considero un cristiano artista, porque en un principio siempre creí que el teatro era lo que llenaba totalmente mi vida y mi credo siempre fue el teatro, luego cuando conocí a Jesús él superó todas mis expectativas y ahora me veo así  como un cristiano que usa su área de servicio y lo hago muy feliz.

OL: El tema campesino o más bien conocedor del campesino en tu obra, ¿de dónde te viene?
LL: Viene  de que nací y crecí en un pueblo de campo y casi siempre ese es el ambiente que recreo en mis historias. Hay un cuento que me publicaron, Darío y la noche, fue el primero que me publicaron y con la emoción de que vería este cuento publicado no me detuve a revisar las ilustraciones, ya después en frio tuve una gran decepción porque en una de esas ilustraciones había cúpulas de edificios de la ciudad y fue una gran sorpresa que no me gustó porque hubiera querido que se hubiesen exaltado los techitos de tejas, las casas de madera, como normalmente encontramos en nuestros pueblos de campo, por lo menos de cuando yo era niño porque han cambiado mucho.

OL: ¿Qué significado ha tenido para ti estar en una antología de cuentos, junto a esos grandes de la cuentística cubana como Onelio Jorge Cardoso, Samuel Feijó, Dora Alonso…?
LL: A mí también me sorprendió muchísimo porque para  nada creo que esté a la estatura de ellos, pero es un privilegio y un reto poder seguir cultivando el género y seguir creciendo porque uno no termina nunca de aprender y de crecer.

OL: Esto es algo un poco personal, una pregunta que siempre hago a los amigos y más ahora que me paso la mayor parte del tiempo muy lejos de mi ciudad. ¿Qué es La Habana para Lázaro?
LL: Yo no nací aquí en La Habana, como te dije anteriormente, nací en Bejucal, un pueblo bastante cerca de la ciudad. Yo descubrí La Habana con 15 años, que fue la primera vez que vine, cuando me dejaron montarme en una guagua y venir a visitar a una noviecita, de hecho me perdí, tomé las guaguas equivocadas, pero es otra historia. Más haber descubierto La Habana en los años 89, ver la vida nocturna que había me sedujo, tantos autos, tantas luces, todavía no había periodo especial, había luz en la Habana. Aquello me sedujo y vi La Habana como la posibilidad de encontrar mi realización, la oportunidad de poder realizar sueños.
Las universidades estaban en La Habana todo radicaba aquí. Cuando empecé a estudiar literatura y español por ser del campo me tocaba una filial de la universidad que radicaba en Guines, que es otro pueblo de campo y no soporté, no resistí estar en Guines un lugar tan idéntico,  como campo al fin, que Bejucal y decidí pasar un poco más de trabajo, dar los viajes todos los días, levantarme  bien temprano cada mañana regresar tarde a la casa por estar en La Habana. La Habana creo que es un lugar de mucha alegría, de mucha historia, a mi me fascina el mar, es lo que más me gusta, ver el mar bañando la costa, la ciudad, es algo que me fascina, bien poético, me enamoré y me casé en La Habana gracias a Dios.
OL: Háblame de tu trabajo como payaso en el sentido profesional y humano
LL: Mi trabajo como payaso comienza cuando yo tenía 22 años, era el periodo especial aquí en Cuba, era muy difícil encontrar dinero y yo estaba estudiando en el ISA, tenía la responsabilidad de cuidar a mi madre que era jubilada y eso fue una opción, lo hice por pura necesidad, agarré el primer camisón de color que encontré en la casa, el primer pantalón ancho y realmente yo estaba muy lejos de ser un payaso en ese tiempo, pero me fui enamorando de ese trabajo. En la escuela habían dado un poco de técnica de clown y me aferré a ese conocimiento, comencé a ponerlo en práctica y me enamoré por todas las posibilidades que un payaso puede darle a un actor, el estar en contacto con los niños, es algo que a mí siempre me gustó. Cuando digo con los niños también con los ancianos, estar en contacto con  ellos es de las cosas que más me gustan. Y digo, el payaso ha ido creciendo el deseo de seguir haciendo de seguir mejorándolo. Fui diseñando trajes, fui entendiendo la necesidad de tener un nombre, el payaso se llama Palitroque, tiene que ver con mi físico porque soy alto y flaco y entonces fui encontrando el payaso que soy. Realmente es un trabajo que me gustaría hacerlo todos los fines de semana, todavía lo sigo haciendo porque me reporta un salario, una ganancia económica, porque aquí en Cuba un profesional no gana en un mes lo que yo en dos horas haciendo de payaso, pero ahora lo hago realmente consciente de que es algo que me gusta, que disfruto mucho y hay una combinación tremenda en eso de que te paguen por hacer lo que te gusta y le dio gracias a Dios por esa posibilidad. Todo lo que uso en  mi espectáculo, cada elemento lo pinto, lo trabajo yo, el traje lo diseñé
 OL: A partir de este instante hacia adelante ¿cómo Lázaro percibe la vida?
LL: No quisiera dar una plática cristiana ni quisiera que esta conversación pudiera parecer proselitista, pero de la abundancia del corazón habla la boca y yo no podría quedarme callado sino digo que mi vida la puse en manos de Dios hace ya 18 años y mis planes todos descansan en el servicio a Dios, Mis planes están todos pensados con mi familia, el deseo de tener unos hijos  mental y espiritualmente saludables, es mi deseo y por eso trabajo cada día, cada minuto,  por seguir teniendo y fortaleciendo un matrimonio valioso, es una de las cosas que más me llaman, me atraen, es una de las cosas por las que lucho y a largo plazo me gustaría tener una familia sana, una familia que no tuve de niño y en el Señor estoy construyendo esa familia saludable. Profesionalmente me gustaría poder ayudar técnicamente a los muchachos que confían en mí y se unen a mi trabajo en el servicio que hago para Jesús, me gustaría que esos muchachos aprendieran cada vez más y el trabajo que yo le entrego a Dios pudiera ser cada vez más excelente y nada, poder hacer el bien a mi vecino, al que tenga cerca. Me gustaría poder escribir mucho más, escribir mejor, publicar mis libros y que sean leídos y que las puertas en este país al arte cristiano se abrieran para que yo y gente como yo que hacemos este servicio al Señor podamos tener otros espacios, se sientan motivados a seguir trabajando más en otros espacios donde puedan presentar sus productos artísticos.

OL: Lázaro, muchas gracias por  acceder a esta conversación.
LL: Muchas gracias a ti Osvaldo, que Dios te bendiga.