lunes, 27 de enero de 2014

Fin de año en Viña del Mar


Fotos del autor
Viña del Mar es mucho más que la Quinta Vergara con su música y colores incluyendo al "Monstruo", ese público exigente y generoso a la vez. Viña, es el mar, las gaviotas y la alegría. 
Nunca me la imaginé una ciudad llena de grandes edificios desafiando temblores y terremotos, una franja costera  adornada con arena y separada del mar por un muro que me resultó perenne recuerdo de mi malecón habanero, verdes y frías aguas en las que confieso me sería muy dificil animar a entrar, donde los barcos fondeados en la vecina Valparaiso y en sus mismas aguas despertaron esa nostalgia de costero que llevo siempre.
Eperar el 2014 en el litoral de esa ciudad balneario fue lo más hermoso, desde temprano miles de personas se reunían, familias, amigos, solitarios, todos frente al mar esperando la hora que nos llevaría de un año a otro. 
A cada momento una" lampara  volante", construida al estilo de los globos aerostaticos, surcaba el cielo y era seguida por cientos de luces de linternas laser de diferentes colores. La palabra aburrimiento no cabía en aquella emocionada multitud.
A las 12 de la noche se destaparon las botellas de champaña, al mismo tiempo comenzarón los fuegos artificiales con sus magicas luces de diferentes formas, proveniendo de embarcaciones situadas frente a la costa y desde diferentes puntos situados en ciudades y pueblos aledaños, a cada destello se sucedían aplausos, gritos de Viva Chile, algo inusual para mí educado en consignas dirigidas. Fueron 31 minutos en los que el cielo de Viña del Mar estuvo iluminado no solo de luces, sino de la alegría y optimismo de aquella gran cantidad de personas. 
Al regreso caminamos por las calles de la ciudad, multitud de gente que regresaban a sus hogares para seguir el festejo nos acompañaban, parecía un enorme tren humano. Los carabineros guardaban el orden sin dejar de sonreir  ni desear a los transeuntes un Feliz Año Nuevo, eran retribuidos por apretones de mano y abrazos, uno de los amigos que me acompañaba me dijo orgulloso - ellos nos cuidan mientras nosotros disfrutamos
Así me llegó el nuevo año, en aquella hermosa, moderna y ordenada ciudad , que si ese día no dejó escuchar la música de uno de los festivales más conocidos a nivel mundial, me regaló la experiencia de un fin de año inolvidable.




lunes, 20 de enero de 2014

Andando por tierras chilenas


Quillota


     "Chile: tu blanco lucero,tu largo grito de hielo,tu cueca de polvo pueblo,tu pueblo quiero."
                                                                                                                                               Nicolas Guillen

Como me tocó pasillo durante el viaje en avión a Chile no pude distinguir la coordilera y constatar que verdaderamente parece una morena bajo el sol, pero sí al aterrizar para hacer escala en Iquique pude divisar las grandes dunas que adornan la costa del Pacifico que por primera vez veía tan cerca.
Casi a las 11 de la noche del 24 de diciembre, en medio de la vispera de la Navidad, mis pies pisaron las calles de Santiago, cerca de la Estación Central donde me dejó el bus que tomé en el aeropuerto, estaban desiertas, sólo agunos indigentes escarbaban los basureros que derramaban su contenido en aquel paisaje que  me decepcionó en ese momento. 
Con el temor producto de la inseguridad que se padece anduve con premura los casi cien metros que me llevaron a la Estación Central, con pocas luces y menos personas. Logré conseguir un telefono y en poco tiempo la voz de una buena amiga me dijo lo que tenía que hacer para llegar a su casa donde pasaría la primera noche que incluyó una cena cubana.
A la mañana siguiente todo fue diferente, la ciudad emergió elegante y poderosa con la luz del día y antes de partir a Quiyota, la ciudad donde pasaría la mayor parte del tiempo, hicimos un pequeño recorrido descubriendo algunos detalles de la capital.
El recorrido por las amplias carreteras bordeando los cerros fue tranquilo. En poco más de una hora tuve el primer contacto con chilenos en su tierra y no pudo ser mejor, de la mano de mi hermana visitamos, aun sin quitarnos el polvo del camino, una familia del campo que me recibieron como un miembro de ellos, me ofrecieron su comida y su vino, me dijeron que no era el mejor, pero alguien recordó que el más malo de los vinos chilenos es mejor que el mejor de otra parte, lo que creo muy posible.
Más adelante en ese día de Navidad, que parecía no terminar, me reuní con amigos que conocí en Cuba y otros que aunque conocí allí me parecía que eramos amigos de siempre.
Mis primeros días los pasé en Quiyota, una pequeña ciudad al centro de ese extenso país, cuya actividad fundamental es la agricultura, su clima, al menos en ese pedacito de verano fue muy agradable, calor tolerante durante el día que duraba hasta pasada las 9 pm, y poco antes de oscurecer bajaba levemente la temperatura hasta unos 22 grados aproximadamente permitiendo dormir tranquilamente.
En la región fundamentalmente se producen algunos frutos como el arandano y un tipo de palta pequeña, que no hay forma que yo no le diga aguacate, no obstante hay una intensa actividad comercial en la ciudad limpia y ordenada, con un intenso y respetuoso transito de vehiculos.
Allí tuve "mi baño telurico ", fue una tarde, charlabamos animadamente cuando sentimos un gran ruido que se acercaba con rapidez, mi hermana y otro amigo del lugar abrieron los ojos desmesuradamente, alguien dijo. terremoto y sentí que todo se movió por fracciones de segundo, no tuve tiempo de asustarme por el temblor, pero si por la cara de susto que pusieron los conocedores que evidente nunca se acostumbran a este fenomeno.

Iquique

Iquique
Santiago de Chile

Quiyota

Quiyota

En la carretera

En la carretera

Quiyota

Quiyota

 
Quiyota
Quiyota