domingo, 25 de septiembre de 2011

Mi calle

Mi calle
Algunas veces he tenido pesadillas relacionadas con mis épocas juveniles, he soñado que estoy aun en la beca, la escuela al campo o el servicio militar, esas las clasifico como pesadillas de encierro. Otras veces mis sueños se derivan a que estoy en algún examen de química o análisis matemático que no puedo  resolver, respondiendo a la clasificación de traumas académicos. Además ocasionalmente llegan algunas como que camino desnudo por las calles o estoy perdido en mi antiguo barrio de madrugada. Explicar eso no sería tarea difícil para un psicologo, posiblemente diagnosticaría que son un reflejo de la realidad o un trauma de la niñez y hasta yo alguna vez traté de acercarme a eso del psicoanálisis a través de un cortometraje que es lo más que podía hacer.
Pero algo me está ocurriendo, estoy previendo una futura pesadilla. Cada vez que miro al frente y veo la misma imagen de "mi calle", mi calle que no es mia y creo que tampoco es de nadie, aunque a menudo oigo consignas atribuyéndosela a alguien. Mi calle aburrida, a veces desierta y los fines de semana bullendo de alegría en las "chicherías" donde los taxistas van a dejar las ganacias de su caótico andar por esta ciudad.
La visión de mi calle no es mucha: una casa pintada de blanco con un antiestetico cartel diciendo prohibido parquear, que nadie respeta sobre todo los domingos, cuando a causa de la demanda del cercano restaurante, todo el panorama se inunda de autos para felicidad de los chiquillos que descalzos acuden a "cuidarlos" por alguna moneda. Un poco a la derecha de la  prohibición algunos símbolos con un número 5 en su interior, que según los vecinos identifica a una pandilla de jóvenes famélicos que dicen inspiran terror, aunque por ellos solo siento lastima. A continuación sobre un descarnado muro de ladrillos se anuncian mosaicos al tiempo que por el asfalto caliente flota tranquila a merced del viento, una deshecha bolsa de plástico recordandonos que alguna vez  fue algo más que nada.
Del otro lado de la calle: un canal que solo es feliz cuando llueve y sus aguas estancadas procedentes de un mercado a escasa distancia siempre delatan su presencia con el caracteristico olor. Al borde de la avenida, con intervalos de  5 metros plantaron palmeras que sirven de limite entre el canal y la calle, ahora parecen dormidas, esperando un aguacero para reverdecer, denotar su función y al menos con su presencia atenuar la precipitada de autos conducidos por ebrios que en más de una ocasión han ido a dar a las sucias aguas del canal.
Mi calle a ratos se anima y en algunas noches hasta pasa lentamente una lujosa limusina Hummer repleta de quinceañeras, veinteañeras y hasta sesentañeras (también añeros), que dudo querrán mirar mi calle, pero si no dudan en sacar sus vanidosas cabezas para que les vean y admiren los de mi calle.
Así es esta, mi calle de ahora donde lo mismo circula una rustica carreta tirada por  un enérgico caballo  que un auto último modelo resplandeciendo de lujo. En fin no es más que una calle como todas, a pesar que está pronosticada para aparecer en mis futuras pesadillas.



 Mi calle
En mi calle hay olor a nada
no llueve hace siglos
las casas caen por dolor de reuma
el cielo se perdió hace cien domingos.
Los carteles se borraron
los borrachos se perdieron
por el tragante del lavamanos
el último día que hubo agua
(solo los viejos lo recuerdan)
En mi calle no hay gente
solo quedan fantasmas sin oficio
que mascullan el ayer
con sonrisas desdentadas.
Mi calle es acromática
con antenas de telaraña
con postes de luz sin bombillas
retratando l muerte en sus entrañas.
Mi calle con sus casas despintadas
espera que llueva mañana
para no tener que pedir permiso
y salir a la ventana.
                                    La Habana 1995
                            


Mi calle
Mi calle
Acanalaje  forzoso



domingo, 18 de septiembre de 2011

Como para no olvidar los olvidados

"Los olvidados" de Luis Buñuel
 

Todas las estaciones donde aparezcan niños olvidados o a punto de serlo son en cierta formas similares, ya sea Estación Central do Brasil o Estación Habana.

Después de ver la película Habanastation del director Ian Padrón me quedó un  gusto a la Cuba verdadera, ya había leído varios comentarios, opiniones que algunas no coinciden entre sí, pero con la clarificante luz de la pluralidad  para que podamos valorar mejor lo que nos ofrecen.

No pienso hacer una critica cinematográfica aunque tampoco puedo pasar por alto que la película tiene  apreciables valores. Conjugar las actuaciones de consagrados del nivel de Luis Alberto García quien a cada momento merece un aplauso, con la de los niños, adolescentes y demás  experimentados actores puede parecer una tarea fácil, pero desde el momento del casting hasta el último - corten - es algo bien complejo, sin embargo a mi criterio, fue logrado. La fotografía de forma explicita nos muestra todo lo que necesitamos ver: la vida en los barrios marginales, esta vez Zamora (tan cerca de mi Cocosolo), desnuda, sin afeites ni pinturas para la ocasión, la vida de la gente que allí habita, esa gente que casi nunca  sale en entrevistas de Cubavisión, CNN o Telesur, la gente de la mayoría, los que no solo no saben qué es un Play Station sino que nada más tienen un pan para comer  al día y hasta se muestran dispuestos a compartirlo con esa "minoría" (curiosamente también oculta), la zanja donde corren las aguas albañales, aquella donde se tira cualquier cosa y que pese a la suciedad y el mal olor  las vemos corriendo o estancadas apoyando poeticamente la triste imagen de la marginalidad. Me pareció muy adecuado el ritmo de la película con la historia que se cuenta, lo que se traduce en una buena edición de mano del amigo Pepito Lemuel. La música, bueno de la música en una película cubana jamás he escuchado o leído un comentario desfavorable desde que nuestro cine empezó a ser sonoro y esta película tampoco lo merece.

En realidad no quería hacer una valoración artística,  se que la mayoría de quienes me leen no han tenido la oportunidad de ver el filme  aludido, más recordé  un profesor de cine  quien nos decía que  nunca debíamos  decir  tal película me gustó o no, debíamos valorarla, por eso mejor digo que Habanastation me tocó. Me tocó tanto la forma de vivir de ambos adolescentes,  los contrastes entre los que tienen y esa gran masa que no cada vez más extendida. Me tocó la forma de hablar que no excluye a la "nueva clase social", porque aún tienen que mezclarse con "los pobres" en la misma escuela, aunque directivos y profesores sepan discernir quién es quién. Y sobre todo me tocó la historia del padre de Carlos, preso por matar en una pelea a otro hombre que ofendió a su abuela en una cola, me tocó porque recordé que desde niño cuando ya existían las colas, las mujeres de mi familia prohibieron de forma terminante y por todos los tiempos que los hombres, incluyendo los que todavía no habían nacido  jamás se portaran por una cola.

Habanastation me suena como una alarma, una alerta a recordar o mejor a reconocer que en un futuro tan cercano como el presente los Carlos, los integrantes de las pandillas de La Timba, Zamora o cualquier barrio marginal de nuestra Cuba no sean simplemente Los Olvidados.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Viajando en tren de los Shoking Blue a Youtube



Mucho antes de leer la novela "Los Inmorales" de Carlos Loveira ya tenía formada mi prematuramente frustrada vocación de maquinista de trenes, imagino que algo influenció un respetable vecino quien ejercía ese oficio que lo hacía admirado y respetado en el barrio, también uno libraco rojo  que apenas podía cargar, con el  rimbombante título “La locomotora moderna”, que ilustraba una de sus paginas con una hermosa locomotora en color rojo brillante. Pienso que  por eso siempre quise estar al mando de una de esas enormes maquinas y rodar entre rieles por los campos de mi isla,  al parecer diseñada para ello por lo larga, estrecha y hermosa de su geografía.
De adolescente en la secundaria básica empezamos a escuchar un grupo musical holandés, Shoking Blue, cantaban en inglés y por ese motivo había que escucharlo con cierta discreción de forma que  profesores y otras autoridades no se percatarán, aunque en ese caso teníamos la atenuante que no era americano, lo que si hubiese surgido el problema no resultaría con muchas consecuencias. Su éxito indudablemente era la canción  "Venus", pero posteriormente salió un nuevo numero  titulado  "Never Marry a Railroad Man", cuya traducción al castellano es algo así como Nunca te cases con un ferroviario y no sé si por eso o su monoritmo pegajoso la prefería a la titulada como diosa. Además por aquellos momentos se corrían bolas acerca   de su vocalista que nunca habíamos visto, se rumoreaba que era una hermosa trigueña de ojos claros, un sueño de mujer y uno de mis compañeros se apareció un día asegurando que había leído en una revista "Cartas de España" que recibía su abuelo gallego, donde aseguraban que aquella belleza era cubana, específicamente del pueblo Guira de Melena y sus padres la habían sacado del país. Lo que nunca pudo explicar aquel adolescente excesivamente nacionalista cómo fue a dar aquella belleza a Holanda. Por mucho que intento no logro acordarme quién  regó aquella bola que yo también alimenté y hasta me creí hasta hace pocos años cuando descubrí que aquella voz pertenecía en realidad a una mujer muy hermosa, Mariska Veres que así se llamó, nacida en Holanda y descendiente de una ensalada de europeos del norte, nada cercanos a nuestra criollés.
Hace poco tiempo apareció en mi vida YouTube, ahí he podido ver aquellos antiguos grupos musicales que en su tiempo por un motivo u otro fueron vedados a nuestros ojos exceptuando algunos pocos que veíamos en revistas deterioradas que pasaban de mano en mano casi clandestinamente, pero YuoTube no solo nos trajo (a los que tenemos esa posibilidad de acceder, hay muchos más que ni imaginan que pueda existir), la posibilidad de ver y escuchar grupos musicales de antaño y actualidad, también novelas, programas humorísticos, documentales, películasfiestas de cumpleaños, manifestaciones, protestas y todo lo que alguien se le haya ocurrido almacenar en audio y vídeo para compartirlo con una buena parte de la humanidad.
Confieso que la nostalgia me asalta cuando accedo a la referida pagina y pienso en aquellos que ya no están, que nunca pudieron ver a los Rolling Stones o Los Bravos saltando en un escenario o a Joan Manuel Serrat cuando tenía pelo y ya era un poeta mayor, siento pena por los que no pueden ver cuando deseen con solo marcar su nombre a Celia Cruz, Lady Gaga, Pablo Milanés, Justin Bieber, Silvio Rodríguez, Shakira o simplemente lo que le guste. Siento pena por aquellos que en ocasiones son protagonistas de imágenes que allí aparecen y si acaso se enteran de ello por alguien que vino de afuera o que lo grabó del clandestino cable, siento y creo que en ese momento y siempre  todos debemos tener la libertad de ver.



sábado, 3 de septiembre de 2011

De flaco, fotógrafo y loco, todos tenemos un poco


El flaco Esteban. Foto prestada de Internet


Si alguien ve por ahí a ese tipo con estructura de Quijote pinareño, por favor le dicen que lo ando buscando, porque El Flaco Esteban, ese artista-amigo, tenaz cazador de imágenes con el solo fin de  amaestrarlas y entregárnosla como solo él sabe que quisiéramos verlas, se me ha perdido hace unos años, aunque en una de mis pesquisas por los vericuetos de Internet encontré una vieja foto suya de carnet de identidad en blanco y negro junto a algunas de sus obras a la venta, que me he tomado prestada para que aquí aparezcan.

Si lo ven díganle que en la pared de cualquiera de los lugares donde he vivido ha pendido desequilibradamente aquella foto que me obsequió titulándola "Despenalizados". 
Recuerdo que días antes había aparecido sudado y sonriente como un niño que acababa de hacer una maldad. En su descolorida bolsa de tela escondía la reproducción del  billete de un dólar a tamaño exagerado, colgando en su hombro, casi halándolo hacia adelante su cámara Nikon con película blanco y negro, tal vez marca Orwo como reliquia de un tiempo pasado negado a despenalizarse, no sé. Me contó sonriente que puso el gigantesco billete al lado de la estatua de Lennon en el parque que lleva su nombre, se situó a una distancia calculada y comenzó a tomar fotos ante la mirada alerta y combativa del guardia de turno que indudablemente imaginó que era otro ladrón, o tal vez el mismo, que venía a robarse de nuevo las gafas del despenalizado beatlle. Pero su reacción fue tardía, cuando fue a censurarle a mi amigo que consumara el delito de la creación artística, ya éste con sus huesos agiles de tanto correr tras guaguas, camiones y camellos había guardado el dólar en el zurrón descolorido al tiempo que la cámara pendía de su hombro invencible. 
Eso me refirió en el recibidor del estudio de TV mientras se reconfortaba con el abrazo del aire acondicionado. Le pedí me regalara la primera foto que escapara de la ampliadora a sabiendas que así sería, sin solemnidad lo aseguró y una semana después se aparecía triunfante con la foto impresa que sintetizaba  la vuelta a la cordura y de paso recordaba las consecuencias que tuvo  poseer la moneda enemiga o escuchar a Los Beatlles por allá, por los años 60,70 y 80, en nuestro país.
Así que si lo ven con su inseparable cámara en bandolera, díganle que aunque  no nos lo propusimos fue una especie de intercambio, él me obsequió su foto, yo un cuento y aunque estamos "chao-chao", lo reto a seguir.


"Despenalizados". Foto a una foto de Esteban E. Díaz Montesinos


"El heredero". Autor : Esteban E. Díaz Montesinos



"Dos hombres, dos historias". Autor: Estaban E. Díaz Montesinos

"Liberación de un espíritu". Autor: Esteban E. Díaz Montesinos

Cuento El flaco Esteban (versión en inglés)

Cuento El flaco Esteban (versión en español)