sábado, 27 de agosto de 2011

Irene vs NY



Huracán Irene
Un huracán, Irene (se dice los que llevan nombre de mujer son peores), amenaza a la ciudad de Nueva York, eso parecería casi insólito por la latitud en que se encuentra, pero en estos tiempos de cambios climáticos, todo o casi todo puede ocurrir aunque en verdad me parecería increíble que un meteoro de esa magnitud amenazara el territorio en que me encuentro, algo que en cierta forma se debe agradecer a los chilenos.
Con tantas noticias de amenazas, alertas, evacuaciones y precauciones siempre necesarias, que incluso desplazaron las noticias de la gloriosa huida de tiranuelo Gadaffi, decidí telefonear a los familiares que tengo allá en la Gran Manzana y por supuesto encontré un ambiente casi festivo, nada ajeno a aquellos de mi infancia cuando la voz grave de un experimentado meteorólogo nos anunciaba la inminencia de la tormenta, posible trayectoria, tiempo aproximado en llegar a la ciudad, intensidad así como precauciones a tomar. Tengo que admitirlo, para nosotros era una fiesta, tanto que el recuerdo de los huracanes  que atravesaron o pasaron cerca de mi región han quedado tan marcados, que en una novela inédita hasta el momento relato de esta forma lo que  significaba un fenómeno meteorológico de este tipo para el niño que era entonces:
tampoco había concluido el curso escolar pero la lluvia y los vientos provocaron que suspendieran las clases para satisfacción de todos los niños. Nunca olvidaría aquellos días que se le hicieron tan cortos en aquella casona del siglo XIX, era inmensa o al menos así lo veía en esa edad donde todo es grande.
Previendo que las fuertes rachas de viento penetraran cualquier hendija por pequeña que fuese, generando un torbellino que pudiera arrancar de golpe puertas, ventanas y techos, cerraron todos los accesos al patio en que sus primos se empeñaban hacer navegar barcos plásticos y de papel en el “lago” que se formaría al verse impedida tanta agua de  drenar a las cañadas o infiltrarse al interior de la tierra, tampoco podrían bañarse en el chorro que caía justo a la entrada del patio como resultado del complicado sistema de canales que recibía las lluvias que precipitaban en toda la extensión del tejado, pero aquella solución fue mucho más encantadora ya que abrieron las puertas que comunicaban una habitación con otra y por ahí pudieron correr libremente conociendo los secretos y misterios de sus habitantes mientras los alarmados mayores hacían conjeturas sobre los partes meteorológicos que a duras penas lograban captar en un radio de baterías .
El ciclón pasó rápido y sin hacer muchos estragos, sus abuelos orgullosos de que la casona no hubiera sufrido daño alguno afirmaban que no había sido nada comparado con otros que azotaron al pueblo en los años 1926 y el 1933 que eran por aquel entonces hitos de la historia de huracanes por su ferocidad y destrozos a los que sobrevivió su vivienda. Se volvieron a cerrar las puertas que comunicaban una habitación con otra y se abrieron las que conducían al patio donde aun se estancaban las aguas y en las que ya sus primos echaban a navegar toda suerte de embarcaciones.
Pero eso es solamente la visión infantil de lo que puede ser un huracán, en la realidad es algo terriblemente destructivo, un fenómeno que no sorprende pero tampoco es posible evitarlo, aunque al menos da plazos para tomar  precauciones que muchas veces se quedan cortas, aun así esa familia mia demasiado habanera para ser neuyorkina y demasiado neuyorkina para ser habanera, lo ha tomado con la euforia de nuestra niñez, guardando provisiones casi gourmet como me aseguraron, pero previendo al fin a sabiendas, como no todos en esa urbe, en qué consiste. Mientras yo por acá, por el sur del continente, sigo con cierta nostalgia por los ciclones de mi niñez

sábado, 20 de agosto de 2011

El pan, el anti-pan, la loma y la cola


La cola del pan


A menos de 100 metros de donde vivo hay un supermercado que según publicitan es el más grande del país, lo que no he podido comprobar pues no tengo intensiones de andar por ahí midiendo estos establecimientos. Eso sí, es bien grande, con variada oferta y esmerada atención desde la entrada a la salida incluso cerca de la hora del cierre cuando cajeras y cajeros muestran sonrisas creíbles y no esas muecas espantaclientes que encontramos en otros lugares de esta ciudad. Es un lugar agradable que cuando el calor arrecia puertas afuera en el interior los acondicionares de aire nos hacen placentera la estancia y cuando el tiempo es frio, un calorcillo nos incita a quedarnos un ratico más en sus predios…y por supuesto comprar más de lo que habíamos previsto si nos da el bolsillo. La amabilidad de las promotoras ofertando sus productos que dan para degustar es también significativa en este centro comercial que para colmo han instalado varias pantallas donde repiten por momentos secuencias de una de mis películas favoritas de Chaplin.
Como dije anteriormente vivo cerca de ese lugar (menos de 100 metros, aunque no lo he medido tampoco) y en ocasiones, sobre todo en algunas mañanas  cuando me doy cuenta que la leche se agotó y el pan pasó sus mejores horas, me da pereza  caminar desde mi casa  hasta el referido supermercado. Uno de esos días no me quedó más remedio que recorrer el corto trecho y al poco tiempo de andar fui pensando, comparando cuando allá en mi amada y lejana Habana tenía que recorrer más del doble de esa distancia (bien medida), subir una loma de apreciable pendiente y llegar a la panadería con el objetivo comprar el único pan que me otorgaban al día por la libreta de racionamiento, ese minúsculo pan mío de cada día, el "toma uno", como parodió un humorista o el "anti-pan" como lo clasificó el maestro de la risa Zumbado, mucho antes. Allá, casi llegando a la cima de la loma estaba la panadería y la cola donde preguntábamos por “el último” y después agregábamos ¿detrás de quién va?. Si la suerte nos abandonaba (algo muy común) y no habían "sacado" pan, regresar resignado a la casa o esperar bajo el inclemente sol o el frío según la estación del año, ah y nada de sonrisa, promotora agradable o película de Chaplin, simplemente esperar sentado en algún sobreviviente banco del parque de enfrente bien alerta para que  una pelota bien bateada por algún chicuelo con aspiraciones de ser Kendry Morales no te diera en la cabeza o un balón pateado por cualquier aspirante a Ronaldiño no fuera a hacer diana en nuestro cuerpo.
Por fin cuando aparecía el pan y me tocaba el turno, entregaba la libreta a la panadera quien automáticamente ponía algo ininteligible en el pequeño cuaderno lleno de cuadritos y denominaciones de productos, muchos en extinción, tomaba un pan que cabía totalmente en sus pequeñas manos y te lo entregaba así, apurada, sin apenas mirarte la cara por la premura de atender a quien venía detrás y a toda la cola que clamaba por salir rápido de esa cola tal vez para ir a otra.
Como el camino es corto pronto estaba en el interior del Super, esa vez cálido y como siempre agradable, con el fragmento de la película de Chaplin y un poco más allá sonando aquella canción de Arjona, tal vez por casualidad, pero que su letra nos recuerda que hay Cuba y por supuesto cubanos como una señal para que no olvidemos el pan, al anti-pan, la loma y la cola. 

sábado, 13 de agosto de 2011

Cantinflas cabalga de nuevo


Por estos días se festeja en Latinoamerica y otras partes del mundo el centenario del nacimiento de Cantinflas, un mexicano que comparte toda la humanidad, que nos hizo y nos hace reír y meditar aun. Mario Moreno, que es el nombre del actor quien encarnó este personaje no solo nos legó su enorme histrionismo, también una forma de hablar o mejor dicho de no hablar que ya tiene hasta una denominación  según la Real Academia de  la  Lengua Española: Cantinfleo.
Recuerdo a este Chaplin latino, cuando de la mano de mis tías N y Luisa  o de Cuchi, mi abuela, iba de buena gana  al cine para ver sus películas que en blanco y negro y copias de pésima calidad me encantaban a pesar de que me parecían viejas. Ya en los 70 pudimos ver dos a color "Don Quijote cabalga de nuevo" donde en su rol de Sancho Panza  como gobernador de la ínsula de Barataria acuñaba la frase que siempre he llevado presente -Hay que hacer un comedor tan grande como una escuela y una escuela tan grande como un comedor. La otra película "El Barrendero", nos mostraba un Cantinflas ya viejo, cansado y a pesar de buenos momentos lo sentí alejado de aquel de las películas blanco y negro que felizmente  he podido comprobar que muchas verdaderamente son a color pues afortunadamente sábado tras sábado, ininterrumpidamente, una cadena televisiva  transmite a partir de las 7 de mañana  sus películas con que me despierto de forma diferente al resto de los días que nos amanece con noticias casi nunca positivas u otra tontería cotidiana.
Valga este  12 de agosto para de forma unánime festejarlo como una sonrisa, que nuestro Cantinflas no solo siga cabalgando en las mañanas sabatinas de la tele de esta ciudad afortunada con su presencia, también en todos los que amamos el cine y la vida. 

sábado, 6 de agosto de 2011

Día de la Independencia

Hoy se conmemora el 186 aniversario de la independencia de Bolivia, desde días antes las banderas y estandartes rojo amarillo y verde, emblema nacional, engalanan parques, avenidas, edificios, viviendas, autos particulares y transporte colectivo, es alegría, unión entre bolivianos a pesar de algunos desacuerdos por la inclusión de otra insignia, que ni aun así nubla este acontecimiento,...aunque cuidado,  recuerdo lo que nos advirtió a los cubanos el recientemente fallecido Monseñor Pedro Meurice a finales de los 90 cuando el papa Juan Pablo II nos visitó, no confundir la patria con un partido ni la cultura con una ideología y eso percibo en debates promocionados por algunos medios de prensa acerca si la bandera que representa a una parte de esta población debe ser aceptada por todos. De todas formas el patriotismo se impone y hoy todos unidos aman unánimemente su patria con el mismo fervor con que se grita ¡Viva Bolivia! en un partido de fútbol internacional donde no se mira de qué región, etnia o ideología  es el jugador, solo se piensa : es boliviano.
Suerte la vuestra de tener un Día de la Independencia, yo a ciencia cierta ni se cuándo es la nuestra, algunos aun se aferran al 20 de Mayo, fecha en que el Generalisimo del Ejercito Libertador de Cuba, Máximo Gomez, izó la bandera cubana al tiempo que era arriada la de Estados Unidos, nación que ocupaba la isla después de una guerra con España que frustró nuestra independencia de esa metrópoli. Más tarde nos dijeron que era el primero de enero,  fecha en que huyó el dictador de por aquel entonces. También se festeja  con tres días feriados el 26 de Julio como el día de la rebeldía nacional, además no faltan por ahí otros que prevén en un futuro otro Día de la Independencia.
Por mi parte quisiera solo uno, que se festeje como aquí , el día que un país extranjero ya fuera España o Estados Unidos reconociera que eramos un país libre e independiente, es la única solución que puede unir. Por lo demás me contagia la alegría y fervor patriótico de los bolivianos, lo admiro, es más, lo envidio porque nunca lo he sentido de esta manera en mi patria. Muchas felicidades a todos los bolivianos, sin distinción de credos, ideologías, etnias o lugar del mundo donde se encuentren, amen su patria y cuídenla.