jueves, 26 de mayo de 2011

Cubanos en Santa Cruz

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La realidad es que andamos regados por todas partes del mundo y precisamente esta parte del mundo que es Santa Cruz de la Sierra, también está invadida por nosotros, los cubanos.
Según el último censo somos una pequeña minoría pero ya nos tienen en cuenta en sus estadísticas, porque cubanos se pueden encontrar en este país como docentes, que fueron de los primeros en  llegar hace ya  más de 20 años, profesores de colegio, comerciantes, informáticos, entrenadores deportivos, fotógrafos, cocineros, empresarios de cualquier tamaño (aunque en realidad no de los muy  grandes), escritores, desempleados, encuestadores, deportados o amenazados con deportación, músicos, poetas y locos, muchos locos, temerarios que encontramos bien tempranito los sábados y miércoles en la Feria escogiendo con sumo cuidado la mercancía que introducirán en la isla para vender en el mercado informal, eso sí, sin excederse ni un gramo del peso, ni una pieza de la cantidad establecida, tanto para sacarla de aquí como para entrarla allá, por lo que hasta el momento en que salen del aereopuerto habanero no cumplen para nada con la figura de contrabandistas.
Una buena parte ha llegado con el propósito de tomar este país como puente para acceder a los Estados Unidos, pocos lo han logrado con la inmediatez esperada, otros  han pasado largos años de espera para llegar a la “tierra prometida”, no sin antes enfrentar peligrosas travesías a través del continente para lograr su sueño. Algunos aun se encuentran varados en espera de  una oportunidad o resignados a no poder conseguirlo integrándose a la vida cotidiana y han formado familia, aunque otra llama de ilusión se va encendiendo, mirando al gigante vecino Brasil, que parece la nueva tierra de esperanzas.
No somos ni los mejores ni los peores, diferentes si, aunque algunos decepcionen a quienes crean que todos somos escandalosos, bailadores y con la temperatura bien subida, u otros nos miren con recelo sospechando que venimos a traerle alguna receta del Socialismo del siglo XX, entiéndase bien del XX.
A veces sin verlo identifico algún compatriota en el mercado, el micro,  una agencia de viaje u otro lugar, con su hablar alto y los inseparables “chico” o “asere”, que no hemos podido, ni querido, quitar de nuestro léxico.
En Santa Cruz nos pueden ubicar por cualquier parte, desde un lujoso barrio hasta en los arrabales, en carro, en el micro o en bicicleta, así lo asegura mi amigo “el encuestador” que ya conoce tan bien el pavimento y el polvo de las calles de esta ciudad como su natal Guantanamo. Lo que  si no cabe en una encuesta, y eso me lo asegura, es la nostalgia por los que quedaron allá, por un buen juego de pelota en el Latino, por un helado de Coppelia, por una conga santiaguera, por un agosto de calor para sentarnos en el muro del malecón y ver mar, solo mar.
  

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