domingo, 30 de octubre de 2011

Calabazas huecas invaden Santa Cruz

Foto tomada de Internet


No me adapto a que diciembre sea uno de los meses más calurosos del año, algo así como el julio del hemisferio norte, debe ser por eso que  una vez me pareció algo ridículo ver a un Santa Claus o Papá Noel con todos sus atavíos invernales invadiendo esta cultura. Los niños querían fotografiarse junto al bondadoso  personaje que entre exclamaciones, gritos y llantos terminó desmayándose  por el intenso calor cruceño de casi 40ºc, al que habían agregado  un sinfín de bombillos incandescentes, en el parque de la Cooperativa Rural de Electricidad donde  anualmente se realizan festividades por la Navidad, y he ahí mi asincronía. Para ese festejo, aunque apenas lo conocí antes de llegar aquí, estaba  muy ligado a la nieve o al menos al frío. Más el sur también existe o tal vez es el norte si lo vemos desde esta antípoda posición, todo está desde dónde se vea, aunque el asunto de la calurosa Navidad poco a poco lo he ido asimilando.
Lo que si no llego a entender es el festejo de Halloween o la Noche de brujas. Esta celebración de calabazas huecas acompañadas de todo tipo de monstruos y fantasmas llegó hace pocos años pugnando por quedarse, llevándose la mayor tajada en esto los comerciantes que no disciernen de cultura a la hora de ganar. Entrar a un supermercado y toparse con brujas, máscaras y calabazas junto a todo tipo de disfraces y artefactos para infundir terror es lo más común por estos días.
Me parece más cercano el festejo mexicano por el "Día de los muertos", que el Haloween norteamericano heredado de los celtas a través de sus inmigrantes irlandeses. 
Afortunadamente la mayoría de las personas de aquí  más que reprobarlo opinan que es una cosa que nada tiene que ver con sus costumbres y a pesar del "empuje" de los medios y la publicidad comercial, no se lo toman en serio. No siempre faltan algunos trasnochados o tal vez confundidos que festejan como si fuera algo muy arraigado, de mucha clase, queriéndolo imponer a los demás y por supuesto contando con el apoyo de ciertos mercaderes que no escatiman en vender calabazas huecas para aumentar sus arcas. 
Me uno al gran coro de voces de bolivianas y bolivianos que reprueban este tipo de festejo tan alejado de nuestras culturas, esperando que con el tiempo se olvide y no sea más que algo pasajero. Que Hallowen con sus brujas y monstruos plásticos sea solo un recuerdo que nos alertó  a que  no nos metieran por los ojos el pavo relleno para comer en familia el cuarto jueves de noviembre celebrando el Día de Acción de Gracias, aunque no me opongo a que la gente festeje lo que desee, aunque sean calabazas huecas 

1 comentario:

  1. Me parece excelente que alguién se atreva a hablar de estas cosas que nos invaden a diario y la pereza o el desconocimiento nos llevan a dejar pasar. El otro día me contaron que un periodista escribió un articulo donde decía que había que hablar como camba matando la posibilidad de que la lengua se enriquezca. Me gustaría que los que piensan de esa forma tuvieran concienca de lo que acabas de escribir.Tu amigo Jose Ramón

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