Sería bien soñador intentar eso, ni en un millón de imágenes se podría representar La Habana. Esa mágica ciudad que reverdece belleza en medio de ruinas y olvidos, solo se puede imaginar en el corazón de cada habanero, de cualquier otra parte de la isla o del mundo que la sienta. Allá, frente al mar nos espera a todos sin distinción, con sus cañones de alegría, sus fortalezas blindandonos contra lo malo y sobre todo con esa alegría que no pierde. Se lo asegura un habanero que la extraña.
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