jueves, 14 de julio de 2011

Me la pusieron en China




Ayer fui por una resistencia para mi ducha eléctrica, imaginen una ducha rota en estos tiempos de intenso frío, así que me dirigí a la primera ferretería que apareció a mi paso. Una solicita ventera con sonrisa de triunfo me respondió en el monosílabo - Hay - , como muestra categórica de que había encontrado fácilmente lo que buscaba. Al instante llegó con un sobre transparente que contenía el preciado alambre de nicrón en espiral. Pregunté el precio que me anunció rápidamente y al ver mi cara de extrañeza, pues me pareció un poco excedido agregó: - Es original - y para ser más convincente añadió la lapidaria publicidad de los vendedores al por menor - NO es chino. Sin dudar pagué por la resistencia construida en el vecino Brasil, que incluía hasta un catalogo de instalación en varios idiomas,  y volví meditando acerca de lo bueno de no ser un producto chino.
De todos son conocidos los avances que ha tenido la milenaria nación desde que Deng Xiaoping no solo entendiera, sino hiciera entender a los suyos y a una buena parte de la humanidad, que lo importante no era el color del gato sino que cazara ratones. Bien destacado es que varios millones de chinos han salido de la extrema miseria y empiezan a vivir con cierto decoro, así como que ya los millonarios del gigante asiático superan los 875 000.  Mucho se habla de que China es la segunda economía mundial y los más entusiastas opinan que pronto desplazará a los Estados Unidos del escalón  cimero.
 Todo esto suena muy bien, muy optimista y hasta lo creemos...  hasta que nos toca comprar una resistencia para la ducha eléctrica y como certificado de garantía anuncian que no es chino. Lo mismo ocurre con infinidad de productos que por sus precios pueden ser adquiridos por una gran cantidad de personas en el planeta, aunque la calidad sea dudosa y  cuando queramos y tengamos el poder adquisitivo para comprar un producto serio lo primero que miramos sea el made in y si dice China o República Popular China, desistamos de la compra. 
Otra cosa, no entiendo cómo es que una nación con tan elevado índice económico y con tantos millonarios, mantiene tan alta tasa de emigración, se supone que el bienestar creciente estimula no solo a que los chinos decidan cada vez más quedarse en su país y también a que hombres y mujeres de otras naciones se vean tentados a emigrar a esa segunda potencia económica a nivel global. La realidad es todo lo contrario, los habitantes de la Republica Popular China emigran a cualquier parte del mundo, muchas veces arriesgando su vida escondidos en inhóspitas bodegas de barcos mercantes o cruzando de forma clandestina fronteras plagadas de contrabandistas, traficantes de personas y drogas. Chinos  podemos encontrar escondidos e indocumentados en París, Dhaka, Uagadugú o Nueva York, confundiéndose con sus compatriotas de ojos rasgados. Es común hallarlos habitando en mugrosas despensas y hasta  en los baños de los restaurantes especializados en venta de pollos de cualquier ciudad de Bolivia, que yo sepa hasta el momento no se conoce del caso de ningún boliviano que haya emigrado a Beigin, Shangai u otra ciudad del China, a pesar de que este país no clasifica ni remotamente entre las potencias económicas a nivel mundial.
Es incuestionable, lo reitero, el avance tecnológico, económico y hasta educacional de la nación china, de la simple bicicleta hasta el ostentoso Hummer, desde el sencillo adorno a una nave espacial, desde la etiqueta de país subdesarrollado a potencia emergente, de todas formas eso pasa de un tirón al olvido cuando al hacer una compra en un humilde mercado cruceño la o el vendedor  me la ponen en China cuando al ofertar su producto me aclaran: - Es bueno, original, llévelo NO es chino.

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón. Cuando chico íbamos al barrio chino a molestar a los chinos, después tomábamos sus batidos de frutas tropicales y ahora compramos sus productos. Que ironía de los "tiempos modernos" ( por cierto sabes si Chaplín empleó algo made in China)

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  2. CHINA PARA TERCER O CUARTO , MUNDO…y PARA EL PRIMERO
    En una oportunidad estuve visitando USA, y como cualquier turista curioso, ingrese a una casa de esas que las llaman Mall y que tienen varios pisos, con un sin número de artículos y con igual número de divisiones, secciones, etc. el asunto es que me tope con una de sus dependencias, al lado de otra que vendía todos artículos egipcios, desde papiros, jarrones incluso pirámides a escala “originales”, el hecho es que en esta tienda encuentro un gran letrero que decía “sale, all for $ 1.oo”, ingreso…,¡ al fin algo a precio!, algo tenía que traer de todas maneras, y que por supu… sea adecuado a mi bastante alicaído bolsillo, comienzo a revisar las distintas piezas que se exhibían en el lugar, que eran bastantes, entre vitrinas, muebles, exhibidores, bandejas y otras… encuentro un par de botas, de esas tipo militar de caño corto, que todavía las tengo y las uso para mis esporádicas salidas al amboro, y (sorpresa) por 1 $us me pareció un regalo, después de la consabida revisión de rigor decido ponerlas al carrito, pero me llamo la atención, en mi riguroso inventario, una pequeña etiqueta que decía MADE IN CHINA, mi asombro fue enorme, me decido a revisar otros artículos y… vaya sorpresa, todos decían lo mismo, la diferencia, el fino acabado, buena terminación, además… de calidad notable, no el que encontramos en mi amada Bolivia de la misma industria, reviso los artículos que no estaban de oferta, y me encuentro con el mismo detalle, mi conclusión: el mundo verdadero ¡está globalizado! Solo que para unos con mercancía de primera y para otros con lo que pueda pagar el bolsillo de pobres economías.

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