Pero no pasó de unos burlones - oleee - que vociferaban mis amigos cuando en pos de un fly bateado a mi posición corría hacía adelante y hacía atrás de la pelota mal calculada, ya que esa errada maniobra para atrapar una pelota en el béisbol se le llama en buen cubano torear. Incluso a veces hasta lo hice intencionalmente (no fui el único) para que me gritaran torero y así impresionar a alguna colegiala que no conocía la ofensa y lo identificaba más bien con una película de moda que contaba la historia de un novel mataor español.
De todas formas era poco probable que pudiera ser torero, en nuestra isla la corridas de toros no pasaban de noticias y películas o algún que otro arriesgado, sobre todo en zonas rurales, que pretendía probar suerte con novillos criollos. Plazas, banderillas, estoques y mataores se lo dejámos a España, México, Colombia, Perú y otros países que si se lo toman en serio, no obstante muchas veces soñé despierto vestir el traje de luces y enfrentarme en alguna plaza repleta a una bestia ensangrentada por las banderillas, con la boca espumosa y los cuernos afilados.
Gracias a revistas que pasaban de mano en mano conocimos a Manolete, Dominguín, Paco Camino, El Cordobés, Palomo Linares (nuestro principal inspirador por sus películas), Paquirri y otros. Después el personaje de Juncal, casi hecho realidad en la piel y el talento histrionico de Francisco Raval, mantuvieron viva la afición de lanzarnos al ruedo aun día.
La sangre de toros y toreros ha provocado que cada día se alcen más voces en contra de las corridas alegando la dosis de violencia que en ella se generan junto el maltrato al los animales, en lo que no les falta razón. Por otra parte los defensores del arte taurino quienes ven en una corrida, más que el acto de enfrentarse al animal, una ceremonia que va desde la misma crianza del toro hasta el vestuario de los participantes, incluyendo música, adornos y demás rituales que han sido fuente de inspiración a través de siglos de pintores, escultores, músicos, cineasta, dramaturgos y un sin fin de expresiones artísticas.
La sangre de toros y toreros ha provocado que cada día se alcen más voces en contra de las corridas alegando la dosis de violencia que en ella se generan junto el maltrato al los animales, en lo que no les falta razón. Por otra parte los defensores del arte taurino quienes ven en una corrida, más que el acto de enfrentarse al animal, una ceremonia que va desde la misma crianza del toro hasta el vestuario de los participantes, incluyendo música, adornos y demás rituales que han sido fuente de inspiración a través de siglos de pintores, escultores, músicos, cineasta, dramaturgos y un sin fin de expresiones artísticas.
Hace mucho tiempo que no me interesa torear, a veces lamento el no haberlo intentado. Creo que no fuimos toreros por una situación de fatalismo taurino, en realidad no tuvimos la alternativa de arriesgar la vida, aunque fuera de espontaneo en cualquier tarde de domingo, de convertirnos en marinero de luces y no quedarnos como oscuros náufragos en la costa.
"El toreo es un arte misterioso, mitad vicio y mitad ballet.
Es un mundo abigarrado, caricaturesco, vivísimo y entrañable el que vivimos los
que, un día soñamos con ser toreros."
Camilo José Cela
buen tema ese del torero a parte del baseball le decian toreros a aquellos peatones en los 70'cuando aun habia precencia de automobiles y y algunas congestiones dse las vias , se ponian a cruzar las calles en medio del transito como toreando a los autos lo que preocupaba mas a los choferes que a ellos mismos. la Isabel pantoja que fue una bella espanola me encantaba escucharla tambien y ese tema es bueno
ResponderEliminarjajaja yo jugué contigo y no eras malo, aunque un fly toreándolo a cualquiera nos ha pasado alguna vez, especialmente si el sol nos daba fuerte en la cara o si comenzaba el lío del "tuya" o "mía, mía" y hasta algún tropezón que nos dábamos a veces jajajaja.
ResponderEliminarConfieso que yo también alguna vez soñé con vestir ese traje de luces tan bonito, hasta que un día mi compadre y amigo(gran aficionado a los toros en esa época) con su abono me invitó a una corrida de la Feria de SAn Isidro en Madrid. Sin entrar en muchos detalles, sólo sé que jamás volveré a ver eso, porque me impresionó negativamente mucho y muy a pesar de que mi amigo, con sus improvisadas lecciones de tauromaquia no cesaba de insistirme en que el toro "no sufría porque tenía su sangre muy caliente y que poco a poco sin darse cuenta, con todo el honor requerido le llevaban a la muerte"...Coño, vaya "honor" más jodío. Otro argumento era que "el toro bravo de lidia, no existiría sin las corridas y que ese animalito gozaba de una vida privilegiada, con pastos, prados, las mejores vacas y que lo único que se pedía a cambio era este espectáculo". Yo si fuera representante del toro bravo, les diría, déjennos tranquilos pastar en la pradera, aunque los pastos no sean tan exquisitos y aunque no disfrute de hembras tan imponentes porque lo que no quiero es que luego me pasen la cuenta, con este tipo de "honores".
Resumiendo que no me convenció mi compadre Javier. Si tengo que comerme un animal lo mataré si hace falta y sin cargo de conciencia alguno, pero lo que no estoy de acuerdo es en hacer un espectáculo de la muerte y sufrimiento de una noble criatura en condiciones nada iguales. No sé si estos son vestigios del circo romano, los cuales por supuesto que tampoco me gustarían.
Te resumiré diciéndote una cosa: Te hablaré de mi sueño, de mi traje de "luces":
Yo sigo teniendo un sueño, de vestir un traje alguna vez,de franela, en el Latino por ejemplo (si puede ser azul y que diga Industriales mejor) o en el yanqui stadium, último inning, último out, mi equipo perdiendo por tres carreras y poder con 3 y 2, dar un jonrón con las bases llenas. Ese es mi traje de luces y ese es mi sueño inalcanzable ...!!! Un abrazo. El cuarto bate