…el miedo nunca es inocente.
Joan Manuel Serrat
No siempre es necesario ver una película de terror para aterrorizarse. A veces no es imprescindible observar en la pantalla horribles monstruos, fantasmas o crueles asesinos en serie para sentir miedo. Yo sentí miedo, mucho miedo cuando por primera vez vi hace algunos años, y ayer también, al volver a ver la película La vida de los otros.
El filme dirigido por el aleman Florian Maria Georg Christian Graf Henckel von Donnersmarck, quien no por tener un nombre tan largo fue capaz de resumir en poco más de dos horas un largo y horrendo periodo de represión en la desaparecida Republica Democrática Alemana por parte de su ministerio de Seguridad del Estado conocido como Stasis, digno sucesor de la Gestapo hitleriana y fiel ejemplo seguido por dictaduras aún vigentes en varias partes del mundo.
No es mi intensión contar la película pero si recomendarla a quienes no la hayan visto, a quienes no han sentido o sientan miedo de ser espiados, de hablar en voz baja, de pensar, de temer ser delatado, traicionado por un vecino, un amigo, incluso por alguno de sus más seres queridos.
Por eso a veces menos que entender, compadezco algunos compatriotas quienes afirman llenos de terror u oportunismo, que es peor - yo no me meto en política, o no quiero hablar de política. Entonces me pregunto, ¿acaso todo no es política en Cuba?¿No es política decir en la complicidad del susurro -tengo hambre o esto está malo?
Hemos olvidado que los mismos represores o
la continuidad que los reemplaza nos decía y todavía dicen amenazantes que
tener un botón de la camisa desabotonado, escuchar música en inglés o hasta en
español interpretada por quienes no estaban de acuerdo con ellos era porque teníamos
problemas políticos. ¿No era un grave problema político ser homosexual,
religioso o mantener correspondencia con algún familiar en el extranjero?¿No será un problema político ver, apreciar y entender La vida de los otros?
Yo pienso que todo es político, hasta pedir recargas para los teléfonos y pronto para pagar la factura de la electricidad de quienes no quieren saber de politica. Estoy curioso por saber si esas personas que no quieren saber de política son capaces de retirarse de las reuniones en sus trabajos, en el CDR o apagan la televisión cuando hablan de política y argumentan que no quieren saber de eso.
Aunque como dije anteriormente, les compadezco porque con la ferocidad que conlleva la debilidad de un sistema obsoleto, muchos ojos y oídos en cualquier parte que estemos, acechan la vida de nosotros, aunque no quieran saber de politica.
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