lunes, 20 de enero de 2014

Andando por tierras chilenas


Quillota


     "Chile: tu blanco lucero,tu largo grito de hielo,tu cueca de polvo pueblo,tu pueblo quiero."
                                                                                                                                               Nicolas Guillen

Como me tocó pasillo durante el viaje en avión a Chile no pude distinguir la coordilera y constatar que verdaderamente parece una morena bajo el sol, pero sí al aterrizar para hacer escala en Iquique pude divisar las grandes dunas que adornan la costa del Pacifico que por primera vez veía tan cerca.
Casi a las 11 de la noche del 24 de diciembre, en medio de la vispera de la Navidad, mis pies pisaron las calles de Santiago, cerca de la Estación Central donde me dejó el bus que tomé en el aeropuerto, estaban desiertas, sólo agunos indigentes escarbaban los basureros que derramaban su contenido en aquel paisaje que  me decepcionó en ese momento. 
Con el temor producto de la inseguridad que se padece anduve con premura los casi cien metros que me llevaron a la Estación Central, con pocas luces y menos personas. Logré conseguir un telefono y en poco tiempo la voz de una buena amiga me dijo lo que tenía que hacer para llegar a su casa donde pasaría la primera noche que incluyó una cena cubana.
A la mañana siguiente todo fue diferente, la ciudad emergió elegante y poderosa con la luz del día y antes de partir a Quiyota, la ciudad donde pasaría la mayor parte del tiempo, hicimos un pequeño recorrido descubriendo algunos detalles de la capital.
El recorrido por las amplias carreteras bordeando los cerros fue tranquilo. En poco más de una hora tuve el primer contacto con chilenos en su tierra y no pudo ser mejor, de la mano de mi hermana visitamos, aun sin quitarnos el polvo del camino, una familia del campo que me recibieron como un miembro de ellos, me ofrecieron su comida y su vino, me dijeron que no era el mejor, pero alguien recordó que el más malo de los vinos chilenos es mejor que el mejor de otra parte, lo que creo muy posible.
Más adelante en ese día de Navidad, que parecía no terminar, me reuní con amigos que conocí en Cuba y otros que aunque conocí allí me parecía que eramos amigos de siempre.
Mis primeros días los pasé en Quiyota, una pequeña ciudad al centro de ese extenso país, cuya actividad fundamental es la agricultura, su clima, al menos en ese pedacito de verano fue muy agradable, calor tolerante durante el día que duraba hasta pasada las 9 pm, y poco antes de oscurecer bajaba levemente la temperatura hasta unos 22 grados aproximadamente permitiendo dormir tranquilamente.
En la región fundamentalmente se producen algunos frutos como el arandano y un tipo de palta pequeña, que no hay forma que yo no le diga aguacate, no obstante hay una intensa actividad comercial en la ciudad limpia y ordenada, con un intenso y respetuoso transito de vehiculos.
Allí tuve "mi baño telurico ", fue una tarde, charlabamos animadamente cuando sentimos un gran ruido que se acercaba con rapidez, mi hermana y otro amigo del lugar abrieron los ojos desmesuradamente, alguien dijo. terremoto y sentí que todo se movió por fracciones de segundo, no tuve tiempo de asustarme por el temblor, pero si por la cara de susto que pusieron los conocedores que evidente nunca se acostumbran a este fenomeno.

Iquique

Iquique
Santiago de Chile

Quiyota

Quiyota

En la carretera

En la carretera

Quiyota

Quiyota

 
Quiyota
Quiyota




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