domingo, 18 de septiembre de 2011

Como para no olvidar los olvidados

"Los olvidados" de Luis Buñuel
 

Todas las estaciones donde aparezcan niños olvidados o a punto de serlo son en cierta formas similares, ya sea Estación Central do Brasil o Estación Habana.

Después de ver la película Habanastation del director Ian Padrón me quedó un  gusto a la Cuba verdadera, ya había leído varios comentarios, opiniones que algunas no coinciden entre sí, pero con la clarificante luz de la pluralidad  para que podamos valorar mejor lo que nos ofrecen.

No pienso hacer una critica cinematográfica aunque tampoco puedo pasar por alto que la película tiene  apreciables valores. Conjugar las actuaciones de consagrados del nivel de Luis Alberto García quien a cada momento merece un aplauso, con la de los niños, adolescentes y demás  experimentados actores puede parecer una tarea fácil, pero desde el momento del casting hasta el último - corten - es algo bien complejo, sin embargo a mi criterio, fue logrado. La fotografía de forma explicita nos muestra todo lo que necesitamos ver: la vida en los barrios marginales, esta vez Zamora (tan cerca de mi Cocosolo), desnuda, sin afeites ni pinturas para la ocasión, la vida de la gente que allí habita, esa gente que casi nunca  sale en entrevistas de Cubavisión, CNN o Telesur, la gente de la mayoría, los que no solo no saben qué es un Play Station sino que nada más tienen un pan para comer  al día y hasta se muestran dispuestos a compartirlo con esa "minoría" (curiosamente también oculta), la zanja donde corren las aguas albañales, aquella donde se tira cualquier cosa y que pese a la suciedad y el mal olor  las vemos corriendo o estancadas apoyando poeticamente la triste imagen de la marginalidad. Me pareció muy adecuado el ritmo de la película con la historia que se cuenta, lo que se traduce en una buena edición de mano del amigo Pepito Lemuel. La música, bueno de la música en una película cubana jamás he escuchado o leído un comentario desfavorable desde que nuestro cine empezó a ser sonoro y esta película tampoco lo merece.

En realidad no quería hacer una valoración artística,  se que la mayoría de quienes me leen no han tenido la oportunidad de ver el filme  aludido, más recordé  un profesor de cine  quien nos decía que  nunca debíamos  decir  tal película me gustó o no, debíamos valorarla, por eso mejor digo que Habanastation me tocó. Me tocó tanto la forma de vivir de ambos adolescentes,  los contrastes entre los que tienen y esa gran masa que no cada vez más extendida. Me tocó la forma de hablar que no excluye a la "nueva clase social", porque aún tienen que mezclarse con "los pobres" en la misma escuela, aunque directivos y profesores sepan discernir quién es quién. Y sobre todo me tocó la historia del padre de Carlos, preso por matar en una pelea a otro hombre que ofendió a su abuela en una cola, me tocó porque recordé que desde niño cuando ya existían las colas, las mujeres de mi familia prohibieron de forma terminante y por todos los tiempos que los hombres, incluyendo los que todavía no habían nacido  jamás se portaran por una cola.

Habanastation me suena como una alarma, una alerta a recordar o mejor a reconocer que en un futuro tan cercano como el presente los Carlos, los integrantes de las pandillas de La Timba, Zamora o cualquier barrio marginal de nuestra Cuba no sean simplemente Los Olvidados.

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