Fotos: Archivo de Lázaro Labrador, Sergio Fernández y el autor |
En La Habana una
tarde de enero puede ser tan calurosa como un diciembre en Buenos Aires, a esa
hora, sólo una brisa procedente de un calmado y cercano mar, nos podía traer
algún recuerdo de que estábamos en invierno.
A bordo de un par de
sillones de aluminio comenzamos nuestra conversación, que por un momento
creímos erróneamente que iba a ser perturbada por los ruidos lógicos de la
escandalosa ciudad, sin embargo hasta el final sólo tuvo el matiz de las
tijeras de un improvisado jardinero, podando la cerca de disciplinadas hojas verdes y Marpacificos, que nos separaba
de la poco transitada calle a esa hora.
OL: ¿Quién es Lázaro? ¿Cómo comienza en
la literatura?
LL: Soy bejucaleño, nací en Bejucal en 1973,
allí di mis primeros pasos. Bejucal es un lugar que siempre se ha caracterizado
por ser un lugar muy culturalmente rico, con muchos escritores, actores,
teatristas, músicos…, tal vez por eso creo que desde que nací soy artista, con
el deseo de entrar en este mundo del arte. Mis primeros pasos fueron en el
teatro como aficionado a los 10 años y seguí con muy buenos instructores que había
en la casa de cultura de Bejucal por los años 80. Ya en la secundaria a finales
de los 80 conocí a una profesora María Eugenia y su esposo Omar Mauri, un autor
importante en el país actualmente, en la literatura infantil. Entonces me doy
cuenta que las clases de español me gustaban, el trabajo con la exposición, la
narrativa y aquella profesora comenzaba a pedirme trabajos y se los enseñaba a
su esposo que impartía en aquel tiempo un taller de literatura con niños, me
invitó y allí comenzó a llevarme por
este camino de las letras. Ya con 30 años comenzó otro taller para adultos y me
vuelvo a encontrar con Mauri y él es quien me incentiva a este deseo de pensar
en los niños a la hora de escribir.
OL: ¿Has incursionado en la poesía?
LL: Sí, alguna vez he
tratado, pero me parece demasiado difícil y entonces lo que trato es de usar la
poesía en la narrativa y casi siempre la prosa que escribo es bastante poética
pero me parece muy difícil entrar en el verso.
OL: ¿Y la literatura infantil? Leí un
cuento infantil escrito por ti con mucha poesía, de ahí viene mi anterior
pregunta porque no sólo se busca poesía en la rima y en tu prosa hay mucha
poesía ¿cómo es ese vinculo con la literatura infantil, viene de la nostalgia?
LL: La poesía siempre me gustó, cuando hacía teatro,
en el Teatro Mayor de García Lorca comencé a revisar su obra y creo que me
influenció mucho. Esas fueron las primeras inyecciones que me puse en cuanto al
verso y la poesía, pero como me era muy difícil entrar en el verso comencé a
tratar de plasmarla en la narrativa y esto de la literatura infantil me
gustaba, me parecía fácil porque podía entrar en el niño aquel que fui, en el
niño de mucho sufrimientos. No porque haya tenido muchas desgracias, sino
porque fui un niño que pensaba mucho en las cosas de la familia, insatisfecho
quizás con el padre que no estuvo a mi lado, diferentes situaciones. Entonces
empecé a trabajar con esa área de mi vida y tratar de exponerla y darle un
poquitico de belleza, como dice la canción de Teresita Fernández, a las cosas que son feas dales un poco de
amor y verás que la tristeza cambiando de color, y creo que me pasó algo
así, comencé a darle poesía a esa parte gris de la niñez y empezó a fluir y me
gustó, me he quedado ahí y me gusta.
OL: La literatura juvenil. También leí un
relato, me pareció vivencial, de cuando estabas en la escuela y me llamó mucho
aquello acerca de la ciudad que avanzó y
empezó a abrazar los cañaverales, me pareció muy metafórico, muy poético, ¿Cómo
te llegó la literatura juvenil? que a mí al menos, me cuesta mucho trabajo
escribir que para adultos.
LL: Cuando estoy
escribiendo pienso más o menos en el niño al que estoy dirigiendo lo que
escribo, pero este cuento que me mencionas,
Fanguito, sí, los personajes son niños un poco más grandes, no tengo una
formula, me ubico en la edad, en la adolescencia y quizás va fluyendo y va
cubriendo el interés de ese tipo de niño .
OL: Háblame de lo que has hecho en
teatro
LL: En teatro empecé
desde los 13 años en un grupo aficionado
y es algo que no he dejado de hacer, luego terminado el preuniversitario no
había matricula para entrar en el Instituto Superior de Arte, y me dije- bueno
si no tengo oportunidad de entrar en la escuela de arte para ser actor, me haré
maestro de literatura porque me gusta mucho, tendré siempre un público que va a
escuchar mis clases y de esta forma tendré una manera de realizarme- y me pasé
un año en La universidad Pedagógica estudiando literatura y español. Luego tuve
la gran suerte de poder hacer las pruebas de actitud en el ISA, aprobé y
comencé mi carrera como actor.
He hecho muchas cosas
en el teatro, ahora ya no ejerzo mucho el trabajo con la actuación , o sea la
actuación en la compañías que existen en el país, porque mi vida tomó otro
rumbo, estoy haciendo teatro cristiano, tengo un equipo de personas muy
apasionados por el teatro, son aficionados y he cultivado la parte de la
pedagogía, que es algo que también me gusta mucho y entonces me realizo mucho
actuando en las obras evangelisticas que hacemos con temas bíblicos y me
realizo también dándole instrucción a estas personas que le es difícil entrar a
una escuela de arte y he encontrado en mi paso muchas personas con ese
interés y hago ese tipo de trabajo con
la enseñanza.
OL: ¿Has integrado algún grupo
teatral de los más conocidos?
LL: Sí, mi maestra esencialmente
de la carrera fue Antonia Fernández, ella era parte en ese tiempo del grupo teatral Buendía y como estudiante fui familia
de esa compañía, esa era mi familia, el grupo de Flora Lawten, allí estuve como
estudiante y de graduado estuve un año, continué, luego me salí y comencé con
Carlos Celdrán en Argos Teatro, y allí
mi vida dio un giro y comencé a hacer este tipo de teatro cristiano.
OL: A propósito Lázaro ¿te consideras un
cristiano artista o un artista cristiano?
LL: Yo me considero un
cristiano artista, porque en un principio siempre creí que el teatro era lo que
llenaba totalmente mi vida y mi credo siempre fue el teatro, luego cuando
conocí a Jesús él superó todas mis expectativas y ahora me veo así como un cristiano que usa su área de servicio
y lo hago muy feliz.
OL: El tema campesino o más bien
conocedor del campesino en tu obra, ¿de dónde te viene?
LL: Viene de que nací y crecí en un pueblo de campo y
casi siempre ese es el ambiente que recreo en mis historias. Hay un cuento que
me publicaron, Darío y la noche, fue el
primero que me publicaron y con la emoción de que vería este cuento publicado
no me detuve a revisar las ilustraciones, ya después en frio tuve una gran
decepción porque en una de esas ilustraciones había cúpulas de edificios de la
ciudad y fue una gran sorpresa que no me gustó porque hubiera querido que se
hubiesen exaltado los techitos de tejas, las casas de madera, como normalmente
encontramos en nuestros pueblos de campo, por lo menos de cuando yo era niño
porque han cambiado mucho.
OL: ¿Qué significado ha tenido para ti
estar en una antología de cuentos, junto a esos grandes de la cuentística
cubana como Onelio Jorge Cardoso, Samuel Feijó, Dora Alonso…?
LL: A mí también me
sorprendió muchísimo porque para nada
creo que esté a la estatura de ellos, pero es un privilegio y un reto poder
seguir cultivando el género y seguir creciendo porque uno no termina nunca de
aprender y de crecer.
OL: Esto es algo un poco personal, una
pregunta que siempre hago a los amigos y más ahora que me paso la mayor parte del
tiempo muy lejos de mi ciudad. ¿Qué es La Habana para Lázaro?
LL: Yo no nací aquí en
La Habana, como te dije anteriormente, nací en Bejucal, un pueblo bastante cerca
de la ciudad. Yo descubrí La Habana con 15 años, que fue la primera vez que
vine, cuando me dejaron montarme en una guagua y venir a visitar a una
noviecita, de hecho me perdí, tomé las guaguas equivocadas, pero es otra
historia. Más haber descubierto La Habana en los años 89, ver la vida nocturna
que había me sedujo, tantos autos, tantas luces, todavía no había periodo especial, había luz en la
Habana. Aquello me sedujo y vi La Habana como la posibilidad de encontrar mi
realización, la oportunidad de poder realizar sueños.
Las universidades
estaban en La Habana todo radicaba aquí. Cuando empecé a estudiar literatura y
español por ser del campo me tocaba una filial de la universidad que radicaba
en Guines, que es otro pueblo de campo y no soporté, no resistí estar en Guines
un lugar tan idéntico, como campo al fin,
que Bejucal y decidí pasar un poco más de trabajo, dar los viajes todos los
días, levantarme bien temprano cada
mañana regresar tarde a la casa por estar en La Habana. La Habana creo que es
un lugar de mucha alegría, de mucha historia, a mi me fascina el mar, es lo que
más me gusta, ver el mar bañando la costa, la ciudad, es algo que me fascina,
bien poético, me enamoré y me casé en La Habana gracias a Dios.
OL: Háblame de tu trabajo como payaso en
el sentido profesional y humano
LL: Mi trabajo como
payaso comienza cuando yo tenía 22 años, era el periodo especial aquí en Cuba, era muy difícil encontrar dinero y
yo estaba estudiando en el ISA, tenía la responsabilidad de cuidar a mi madre
que era jubilada y eso fue una opción, lo hice por pura necesidad, agarré el
primer camisón de color que encontré en la casa, el primer pantalón ancho y
realmente yo estaba muy lejos de ser un payaso en ese tiempo, pero me fui
enamorando de ese trabajo. En la escuela habían dado un poco de técnica de
clown y me aferré a ese conocimiento, comencé a ponerlo en práctica y me
enamoré por todas las posibilidades que un payaso puede darle a un actor, el
estar en contacto con los niños, es algo que a mí siempre me gustó. Cuando digo
con los niños también con los ancianos, estar en contacto con ellos es de las cosas que más me gustan. Y
digo, el payaso ha ido creciendo el deseo de seguir haciendo de seguir
mejorándolo. Fui diseñando trajes, fui entendiendo la necesidad de tener un
nombre, el payaso se llama Palitroque,
tiene que ver con mi físico porque soy alto y flaco y entonces fui encontrando
el payaso que soy. Realmente es un trabajo que me gustaría hacerlo todos los
fines de semana, todavía lo sigo haciendo porque me reporta un salario, una ganancia
económica, porque aquí en Cuba un profesional no gana en un mes lo que yo en
dos horas haciendo de payaso, pero ahora lo hago realmente consciente de que es
algo que me gusta, que disfruto mucho y hay una combinación tremenda en eso de
que te paguen por hacer lo que te gusta y le dio gracias a Dios por esa
posibilidad. Todo lo que uso en mi
espectáculo, cada elemento lo pinto, lo trabajo yo, el traje lo diseñé
OL: A
partir de este instante hacia adelante ¿cómo Lázaro percibe la vida?
LL: No quisiera dar una
plática cristiana ni quisiera que esta conversación pudiera parecer
proselitista, pero de la abundancia del corazón habla la boca y yo no podría
quedarme callado sino digo que mi vida la puse en manos de Dios hace ya 18 años
y mis planes todos descansan en el servicio a Dios, Mis planes están todos
pensados con mi familia, el deseo de tener unos hijos mental y espiritualmente saludables, es mi
deseo y por eso trabajo cada día, cada minuto, por seguir teniendo y fortaleciendo un
matrimonio valioso, es una de las cosas que más me llaman, me atraen, es una de
las cosas por las que lucho y a largo plazo me gustaría tener una familia sana,
una familia que no tuve de niño y en el Señor estoy construyendo esa familia
saludable. Profesionalmente me gustaría poder ayudar técnicamente a los muchachos
que confían en mí y se unen a mi trabajo en el servicio que hago para Jesús, me
gustaría que esos muchachos aprendieran cada vez más y el trabajo que yo le
entrego a Dios pudiera ser cada vez más excelente y nada, poder hacer el bien a
mi vecino, al que tenga cerca. Me gustaría poder escribir mucho más, escribir
mejor, publicar mis libros y que sean leídos y que las puertas en este país al
arte cristiano se abrieran para que yo y gente como yo que hacemos este
servicio al Señor podamos tener otros espacios, se sientan motivados a seguir
trabajando más en otros espacios donde puedan presentar sus productos
artísticos.
OL: Lázaro, muchas gracias por acceder a esta conversación.